El hombre del norte
La breve filmografía de Roger Eggers es tan sorprendente como alentadora. Con solo tres largometrajes se ha convertido en un director que revela audacia al momento de establecer los arcos narrativos de sus historias, casi todas plagadas de guiños hacia los mecanismos del suspense clásico y el terror psicológico. Eggers, que todavía no llega a los 40 años, demostró con La bruja (2015) que las historias de época pueden encaminarse por senderos sofisticados de angustia. En El faro (2019), experimentó con un ambiente claustrofóbico que dejaba al espectador desolado por la inquietante convivencia de sus dos protagonistas.
Ambas películas tienen un halo retorcido, por qué no decir metafórico desde su discurso, que obliga a repensar las situaciones extremas que podrían aquejar al ser humano. El buen pulso de Eggers lo convierte en un realizador original que, bajo su afilado ritmo, envuelve y no deja escapar la curiosidad ni las ganas de seguir desentrañando a sus atractivos personajes e inmejorables historias. El estadounidense también aparece como coguionista en sus dos últimas entregas.
Por ello, no es extraño que varios estudios grandes hayan prestado atención a su trabajo y le propusieran la realización de una película con alto presupuesto, aquellas que apuntan a la temporada de premios o a recuperar lo invertido en pocas semanas. Aunque estas oportunidades pueden servir de trampolín o de tumba para los directores jóvenes, Eggers aceptó que Focus Features, Searchlight Pictures y Regency Enterprises produjeran El hombre del norte (2022). El reparto reafirma la idea de darle vuelo comercial a la nueva criatura: Alexander Skarsgård, Nicole Kidman, Anya Taylor-Joy, Ethan Hawke, Willem Dafoe, Claes Bang, Björk, entre otros, forman parte del elenco que se trasladó hasta las extensas y gélidas estepas irlandesas.
El hombre del norte se basa vagamente en una leyenda vikinga que sirvió a Shakespeare para escribir Hamlet, que lejos de mostrar la traición y la venganza desde una perspectiva relativista, como lo hiciera el dramaturgo inglés, la aborda desde la salvaje libertad que relatan las historias de los antiguos pueblos nórdicos. Una de las facultades principales que tiene Eggers es su meticulosa investigación acerca de los contextos en los que se mueven sus historias. Ninguno de sus largometrajes está situado en tiempos recientes. Por ello, la asesoría especializada es fundamental para entender la intensidad de sus películas y las circunstancias que llevan a sus personajes a tomar decisiones.
El hombre del norte narra la tragedia de Amleth (Skarsgård), príncipe desheredado que busca vengar la muerte de su padre, el rey Honverdill (Hawke). Después de matar al monarca, el usurpador del trono y hermano del mismo, Fjolnir (Bang), toma como esposa a la reina Gudrun (Kidman) desencadenando un desequilibrio en la línea de sucesión y una serie de maldiciones donde brujas y hechiceros serán quienes guíen la voluntad de Amleth. La traición y la venganza no sería la misma sin la mirada salvaje que Eggers ha prodigado a su tercera película. Los rituales de iniciación y las viejas costumbres escandinavas se van dibujando en torno a la atractiva fotografía que se refleja en los primeros planos de rostros ensangrentados y adoloridos.
El hombre del norte es un festín de sufrimiento donde la naturaleza indómita aporta cuotas imbatibles de resistencia. La película épica de Eggers tiene un buen trabajo coreográfico y de manejo del espacio, especialmente en las escenas de lucha, sin dejar de lado las desgarradoras imágenes de terror que van delineando toda la película.
El hombre del norte también encierra varias historias de amor. Sin embargo, no corresponde a un romance platónico, mucho menos idealizado. En la propuesta de Eggers nada tiene futuro y vivir al límite también abarca a las artes amatorias. Olga (Taylor-Joy) se enamora de Amleth…pero también de la determinación que adquiere su venganza. En algún momento, la mujer le dice al príncipe desheredado que su objetivo final necesita sabiduría y razón, algo que solo ella podrá brindarle. Así, y en varios pasajes del film, Eggers propone un rol protagónico a las mujeres al momento de tomar decisiones. Los propios dioses avisan del temor que infringe el pensamiento femenino. Una mirada política que el cineasta trabaja de forma fina.
El hombre del norte es una película que no se hinca ante los intereses reales de una mega producción, por más que haya costado US $90 millones y haya cedido en el proceso de edición. Mantiene la esencia de un director con personalidad que con cada anuncio de proyecto eleva la expectativa de la crítica. Un artista que no parece tener techo.