Hermosa venganza
La voz femenina, en el plano de la industria cinematográfica, ha tenido un eco bastante notorio en los últimos años a raíz de los escándalos de acoso y marginación denunciados por actrices, directoras y trabajadoras del ámbito técnico. Las reiteradas faltas por parte de productores o directivos de altos mandos, y las correspondientes denuncias posteriores, motivaron la creación de colectivos que defienden a las afectadas y llaman a que otras mujeres se manifiesten.
Como sucede normalmente en Hollywood, las tendencias sociales también marcan el destino o los temas que se abordan en sus películas, desde lo que pasa en los sets de grabación y otros espacios audiovisuales, hasta los sucesos que van rotando en los noticiarios. Sin embargo, dependiendo del género cinematográfico, del tono de la narrativa, la intencionalidad de la dirección y las licencias que otorga la producción, los temas sacados de la realidad pueden ficcionarse y proponer líneas complacientes o demandantes.
Hermosa venganza narra la historia de Cassandra (Carey Mulligan), una mujer con poco más de 30 años, que vive con sus padres y labora en una pequeña cafetería al paso. Cassandra alguna vez estudió medicina, pero un hecho desagradable, durante su paso por la universidad, la obligó a abandonar la vida académica. Ello influyó en la manera de relacionarse con personas del sexo opuesto. Durante las noches, la mujer se transforma para atraer la atención de los hombres y luego dar rienda suelta a una venganza que tiene su origen en el terrible suceso que la marcó años atrás.
La sinopsis nos lleva a pensar que estamos ante un típico thriller de acciones escalonadas donde las víctimas (en realidad, victimarios ocultos) pagan culpas que no les corresponden. Los diálogos, las circunstancias y los personajes que van apareciendo hacen que la película tome otros caminos, específicamente hacia la comedia negra y el romance, para volver, en la última media hora, sobre los pasos de eventos criminales que son parte de un final impactante. Una construcción milimétrica que nace del guion escrito por Emerald Fennell, destacada actriz inglesa que,a la vez, debuta en la dirección.
Hermosa venganza no es exactamente el tipo de película que pueda ser entendida como un producto militante amparado en la denuncia que porta un traje feroz. La ópera prima de Fennell es bastante perspicaz en un sentido que va envolviendo al espectador sin que éste note la intencionalidad de su discurso político. Cassandra es un prototipo de antiheroína a la que no le importa quedar bien con los demás. No es un símbolo de lucha en el sentido moral de la definición. Procede por sí misma entrelazando dulzura y sordidez. Y es que la película tiene un halo de justicia retorcida que, inevitablemente, seduce.
Desde distintas aristas se puede interpretar a Hermosa venganza como una obra cargada de excesos, aunque en un sentido revelador y audaz. Fennell basa su guion en una mirada al límite que atraviesa diversos géneros cinematográficos sin ningún guiño hacia la sutileza. Una especie de autodestrucción del convencionalismo de manual, que en lugar de sentirse como dispersos retazos de un gran tejido, sorprende por la solidez de su estructuración. Una película que además de dialogar con su tiempo -más allá del estereotipo y los vientos reivindicativos que soplan-, arriesga sin temor a la inverosimilitud de lo ridículo o a la honestidad más brutal.