Alone
A veces, menos es más. La vieja frase queda tan bien con Alone (John Hyams, 2020) que cuando esta película termina es inevitable cuestionar a tantas otras producciones que caen en la pretensión de transformar una historia en un ejercicio enrevesado, con la finalidad de impactar en el espectador, tirando por la borda una buena idea.
Alone, desde su planteamiento argumentativo, es una película muy sencilla: una mujer que pasa por situaciones emocionales delicadas conoce fortuitamente, en la carretera y durante su instalación en una nueva ciudad, a un psicópata que la perseguirá hasta sacarla de quicio. El hostigamiento, que al inicio pasa por una constante incomodidad, llega a convertirse en la clave de la relación entre los dos personajes, pero las consecuencias serán distintas para cada uno.
Casi toda la película transcurre entre caminos de carreteras y tupidos bosques, inmejorables parajes solitarios que se alejan de las típicas urbes estadounidenses. La inmensidad de la naturaleza -capturada desde tomas aéreas que se desplazan sutilmente por altísimos y bellos árboles- dejan clara la intención del director por comparar los estados de ánimo de los dos protagonistas, absoluta soledad, con el vasto contexto natural. Los personajes parecen tan desamparados psicológicamente y están tan solos físicamente, en medio de un mundo donde todo acusa de quietud, que los pocos diálogos y las amplias cuotas de suspenso se complementan muy bien.
Alone está contada por breves capítulos que desembocan en acciones claves y precisas que impulsan la evolución de los personajes sin que se noten apresuramientos o resoluciones en perjuicio de la historia. Al contrario, a pesar que la duración de la película es menor a las dos horas, las acciones se cocinan a fuego lento para otorgar solidez a las decisiones que toman la mujer perseguida y el hombre demente, buen trabajo del guionista Mattias Olssen.
Quizá los momentos de mayor tensión (el encierro en el sótano, la persecución por los inhóspitos bosques, la intervención de un personaje fugaz y el enfrentamiento final), sean los que más destaquen y hagan que el espectador aprecie esta inteligente y efectiva película. En ese sentido, la cantidad de detalles que se van agregando, a nivel de narración (movimientos de cámaras, primeros planos y empleo del sonido ambiental), consolida la mirada perspicaz de Hyams, el mismo director de Soldado universal (2009).
Alone es una muy buena película que deja clara la habilidad de un director al que más se le identifica con el cine de acción y de un guionista que con pocos elementos construye una historia que atrapa de inicio a fin.