En los 90
Crecer también duele. El salto de la pubertad a la adolescencia debe ser uno de los más difíciles cuando toda regla es incómoda y cualquier necesidad cae en el saco roto de la incomprensión. En los 90 recoge ese malestar y marca el debut de Jonah Hill como director a través de un trabajo que arrastra melancolía, rabia y desazón.
Stevie (Sunny Suljic) tiene 13 años y vive con su madre, Dabney (Katherine Waterston), y su hermano mayor, Ian (Lucas Hedges). Ella transita por un desfile de carencias afectivas maritales, mientras que él muerde la frustración de ser un joven solitario y resentido, peleado consigo mismo. Stevie todavía se encuentra en estado puro de inocencia y bondad hasta que un día conoce a un grupo de skaters que lo llevarán a dar sus primeros pasos hacia la adolescencia. Alcohol, drogas, sexo, represión y amistad son algunas de las experiencias que vivirá en medio de un proceso acelerado de aprendizaje.
Entre las virtudes que tiene la película de Hill se detecta una clara sensibilidad que entiende el desencantamiento del panorama juvenil y toda la afectación que carga su protagonista. Sobrevivir a la realidad desde la aceptación grupal y la inserción forzosa en la “tribu urbana” implica chocar con todo tipo de personalidades, sobre todo ajenas. Ese complejo panorama le servirá a Stevie para descubrir el mundo, a veces como un campo minado, otras a modo de escenario divertido que prodiga libertad. La calle es ese áspero refugio que, al final de cuentas, lo acoge ante el inevitable resquebrajamiento familiar que está por estallar, sin que sea cuestionado por nadie.
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Pero no todo es desesperanza en la película de Hill. Mientras que Stevie va perdiendo la inocencia conforme va experimentando nuevas circunstancias, la frescura de los adolescentes y la interrelación que van tejiendo se cimentan en una mirada superficial o hasta cierto punto despreocupada que solo pretende ocultar el verdadero vacío emocional que los carcome.
En los 90 también otorga momentos divertidos que van respaldados por secuencias y diálogos ocurrentes, especialmente cuando Stevie regresa al seno familiar y donde sigue siendo un chiquilín de su casa al que le queda conciencia y algo de culpabilidad. Por ejemplo, cuando aún debe cepillarse los dientes y bañarse en perfume para que su madre no descubra que fuma o bebe.
En los 90 guarda un evidente emparentamiento, mejor dicho una conexión directa, con la Nouvelle Vague y el genio de Francois Truffaut, pero también es muy cercana a Larry Clark y su Kids (1995). Sin embargo, la esencia de la película de Hill es más próxima a American Honey (2016) de la realizadora inglesa Andrea Arnold. Tanto en estética como en la exploración de los grupos juveniles, En los 90 y American Honey representan a muchachos confundidos a punto de emanciparse, pero que ven al futuro con poco optimismo.
Otro aspecto destacable de la cinta grabada en 16mm es la capacidad de observación de su director. Hill está muy bien enfocado y no pretende hacer una parábola inquisidora de la relación entre padres e hijos. Por el contrario, invita a entender y regresar a esa edad sin juzgamientos. En los 90 parece una película pequeña, pero que realmente ofrece una mirada totalizante de una época y aprovecha para reflejar las preocupaciones de los adolescentes de ayer y hoy.