El ártico
El hombre y la naturaleza en una circunstancia de perduración. La pequeñez de la existencia humana frente a la indomable fuerza del ambiente más hostil, como si la vida dependiera de un hilo que constantemente está por romperse al menor descuido. Así vive Overgård (Mads Mikkelsen), un hombre que ha quedado atrapado, y aislado, en el Círculo Ártico, una de las regiones más frías de la Tierra, después de un accidente aéreo.
A pesar de todo -temperaturas que llegan hasta -50 °C, osos polares que acechan desde cualquier dirección e incesantes tormentas de nieve- Overgård es un hombre optimista. Pesca haciendo hoyos en la nieve y no pierde la confianza cuando a través de un rudimentario transmisor intenta contactarse con cualquier estación de rescate, así esté en medio de una blanca eternidad. Sin embargo, todo cambiará cuando un helicóptero capte su señal, tragedia mediante, y deba decidir si parte en búsqueda de la civilización o se queda varado para vivir como un ermitaño con fecha de defunción.
El ártico (2018) es el primer largometraje del youtuber y músico Joe Penna, más conocido en las redes sociales como MysteryGuitarMan. Si bien Penna ya había hecho algunos cortometrajes, el debut cinematográfico de este realizador brasileño en largometrajes, sorprende por la solidez de su guion y el dramatismo de su historia, que también puede apreciarse desde la óptica de una película de aventuras y supervivencia, llevada al extremo.
En una cinta donde el protagonista no solo es el típico sobreviviente que se aferra a la vida sino que es la propia naturaleza la que moldea su comportamiento, Penna valida un análisis congruente de la relación primitiva entre el ser humano y su entorno. Werner Herzog, el gran realizador alemán que desde sus primeros pasos en el cine ha intentado, con mucha sensatez, explicar el sentido del binomio humano-entorno, propone en sus películas que el hombre tiene una obsesión por desafiar a la naturaleza a partir de gestas épicas que lo empujan hacia la fatalidad.
El ártico también se sustenta en dicho precepto, colocando a Overgård en una encrucijada que se debate entre salvar su vida o cargar con la culpa de abandonar a quien tuvo intención de ayudarlo, una mujer que piloteaba el siniestrado helicóptero de rescate y que Overgård arrastra en estado crítico por un camino de condiciones climáticas adversas. La ruta que sigue Overgård es la misma que transita su propia resistencia moral y ética. Penna deja de lado los sentimentalismos forzados y se enfoca en acciones conmovedoras, resolviendo con sencillez y veracidad. Al igual que Herzog, Penna se siente fascinado por la épica de lo imposible y recurre a la voluntad de hierro de su personaje para intentar cumplir su cometido.
La interpretación de Mikkelsen es, sin duda, el punto más alto de El ártico. Trabajada desde la presencia física y gestual de su personaje, el actor danés debe transmitir una serie de sensaciones contradictorias sin apoyarse en la palabra hablada. Los pocos diálogos de la película en realidad no son conversaciones, sino breves monólogos proferidos a la mujer piloto que conduce para su propia salvación, una suerte de estatua agonizante a la que se sujeta emocionalmente a fin de seguir luchando. Mikkelsen, premio a mejor actor en el Festival de Cannes en 2012 por Jagten, de Thomas Vinterberg, firma un trabajo notable que, como declaró a los medios, le hizo sufrir demasiado físicamente, pero del que se siente plenamente orgulloso.
Lo más probable es que El ártico pase desapercibida en la cartelera local por su poca promoción y los robustos blockbusters que tiene de competidores. No obstante, queda la grata sensación de esperar el siguiente trabajo de Joe Penna, un realizador multifacético que ha sabido sacarse la etiqueta de youtuber, aunque sea por un rato.