Lobbying y marcos normativos
Lobbying y marcos normativos
Felipe Gutiérrez/CEO Concertum
Salvo los activistas anti-mineros, todos los actores económicos y políticos del país coinciden en señalar que la minería- formal y profesional- es una actividad que debe ser apoyada y configurada en su máxima dimensión posible, para que el Perú aproveche la enorme ventaja que resulta de sus inmensos recursos minerales y de la creciente demanda mundial por los mismos. Una actividad así de relevante, responsable de la mayor parte de nuestras exportaciones, con una relación de generación de puestos de trabajo indirectos realmente atractiva y un aporte muy significativo al erario nacional, merecería en cualquier realidad gubernamental y política, un tratamiento promocional que permitiera alcanzar niveles de producción y exportación muy superiores a los actuales. La perversa realidad de nuestro país es lamentablemente la contraria. Los sucesivos gobiernos- de centro-derecha, izquierda, centro-izquierda y hasta los “pragmáticos”, se han dedicado a hacer de la minería formal una actividad cada vez más complicada, trabada y resistida, creando requisitos y permisos exagerados y redundantes, no solo respecto de aspectos técnicos o ambientales sino sobre todo “sociales”. No en vano cada vez retrocedemos más en los índices de calificación internacional de competitividad (WEF y Frazer) afectando seriamente todos los índices económicos relevantes que describen nuestra capacidad para mejorar el empleo, la recaudación, el ingreso per cápita y la reducción de la pobreza.
El lobbying- entendido en su versión legítima y profesional- es la actividad que permite un entendimiento público-privado sano para que se construyan marcos normativos promocionales y equilibrados en función de los intereses ciudadanos y se generen y mantengan condiciones de competencia que hagan que el país escale a nivel global. En el Perú viene ocurriendo lo contrario porque los que hacen lobbying efectivo son los enemigos- abiertos o solapados- de la actividad minera, quienes muchas veces no tienen empacho en echar mano a falsos argumentos técnicos o ambientales y en soliviantar los ánimos de poblaciones cercanas- y no tan cercanas- a los proyectos o yacimientos mineros-
Es hora de recuperar el enorme terreno perdido y reconvertir la legislación y normatividad que afecta a esta actividad, para alienarla con los verdaderos intereses nacionales.