¿Quién se ha llevado mi vacuna?
Además de todas las crisis que enfrenta el Perú, debemos enfrentar este mal endémico llamado corrupción, que tanto daño hace a la sociedad. Hemos sido testigos de la vacunación irregular de ciertas personas que, con contactos, lograron llegar a obtener la vacuna. Por ese motivo, he decidido contar la historia del sargento Huamaní, caso real, pero con nombre cambiado.
El sargento Huamaní era un joven peruano que entregó su vida por el país; desde muy joven, tuvo que enfrentar diversos problemas de salud, alimentación, vivienda y otros. Huamaní era el mayor de cinco hermanos, nació en Picharí, y es recordado por su caballerosidad y su calidad humana. Cuando cumplió la mayoría de edad, decidió presentarse al servicio militar voluntario y pertenecer a las filas de las Fuerzas Armadas del Perú. Después de un extraordinario proceso de formación militar, el sargento Huamaní estaba listo para cumplir determinadas labores que fueron encomendadas producto de la pandemia.
Figura 1
Expresidente Martín Vizcarra y exministra Mazzeti
El sargento Huamaní tenía la misión de cuidar determinados puntos de la selva del país, junto a demás miembros de las Fuerzas Armadas. “Eran jornadas intensas y llenas de incertidumbre, ya que desconocíamos la dinámica de la enfermedad”, mencionó uno de sus compañeros. Durante uno de sus servicios, el sargento Huamaní contrajo la covid y lamentablemente falleció, ya que su organismo no soportó la dura batalla. El entierro del sargento Huamaní fue limitado pues solo pudo despedirlo su tío, dada la cercanía al lugar, mientras que su madre y sus hermanos, hasta el día de hoy, no han podido visitar su tumba. Este caso (no olvidar que cambié el apellido) es uno de los tantos casos que han ocurrido en el país con médicos, enfermeras, militares, policías y otras personas que dieron la vida por nosotros, por nuestro país.
Ahora, analicemos esta situación desde el ámbito empresarial. Si bien es cierto que somos un país emprendedor, también es importante resaltar que somos un país bastante informal. De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI, 2020), 75.2 % de los trabajadores peruanos son informales; la gran mayoría viven del día, en palabras más sencillas, si no trabajan, no comen. Lamentablemente, muchas de estas personas no pueden trabajar porque, de hacerlo, la probabilidad de contagio es muy elevada, así que algunos de ellos decidieron sobrevivir vendiendo los pocos muebles y artefactos que tenían en casa. Mientras esto sucede en muchos hogares peruanos, nos enteramos de que existe una lista VIP de personas que han sido vacunadas de manera irregular. Con esto, vienen a la cabeza muchas preguntas: ¿Valen más la vida de las personas que se vacunaron irregularmente que la de nosotros? ¿Es necesario tener contactos en el Perú para poder tener una atención privilegiada? ¿Cuánto más tendremos que esperar los ciudadanos ordinarios para poder vacunarnos?
Figura 2
Mujer enterrando a su padre.
Pienso que es necesario que la academia, el Estado, la empresa y la sociedad trabaje de la mano, y combatan verdaderamente la corrupción. El país requiere cambios estructurales con urgencia, movimientos que redefinan el futuro de manera estratégica para conseguir erradicar la corrupción que tanto daño nos hace. En mi humilde opinión, es necesario que, así como desarrollamos casos de negocios, elaboremos casos sobre lo que viene aconteciendo en el Perú, y los enseñemos en los colegios, pregrados y posgrados para que nunca vuelvan a ocurrir escenarios similares, que lo que hacen es matar al país.