Tus Fuerzas Armadas
Desde niño, he escuchado, en algunos canales de televisión, a personas que manifestaban, erradamente, que las Fuerzas Armadas no servían para nada, que eran un gasto mantenerlas y que no contaban con estrategias en el corto plazo bien definidas. Una vez que crecí y adquirí más conocimientos, me di cuenta de que estas personas que emitían esos comentarios presentaban un problema muy grave, ya que no sabían los conceptos claros y eran lo que yo no denomino como sabelones de bolsillo: aquellas personas que dicen ser expertas en algo, pero que no se han dado el trabajo de investigar antes de hablar.
Para algunas personas, pertenecer a las Fuerzas Armadas en el Perú no es sinónimo de respeto y muchos tienden a menospreciar a sus integrantes. Por ese motivo, decidí expresar mi opinión sobre el rol estratégico de nuestras Fuerzas Armadas, ya que sus integrantes están los 365 días del año velando por nuestra seguridad desde múltiples perspectivas. Pertenecer a las Fuerzas Armadas (Marina de Guerra del Perú, Ejército del Perú y Fuerza Aérea del Perú) es un honor, porque sus miembros entregan sus vidas por personas que no conocen.
Ahora yo pregunto: ¿saben cuánto gana un soldado al mes? Posiblemente, lo que gasten en una cena en un buen restaurante, en un par de zapatillas o en un buen vino. ¿Saben que nuestros soldados tienen que patrullar por varios días muchas veces con sus implementos destruidos producto del uso y de las condiciones climáticas? ¿Saben que los integrantes de las Fuerzas Armadas frecuentemente se pierden los cumpleaños de sus hijos y no pueden ir a sus actuaciones? ¿Saben que, incluso, muchos no ven crecer a sus hijos o estos no los conocen porque fallecieron en actividad?
Posiblemente, los que me leen tengan la suerte de ver crecer a sus hijos, de compartir un buen almuerzo con ellos, de salir al cine juntos o de simplemente desearles buenas noches todos los días. Estamos en un país donde personas que compiten tirándose tortas en la cara ganan más que un soldado, en un país donde emitir un programa de baja calidad intelectual genera más rating que uno que enseñe a los jóvenes la importancia de la historia y el aporte que han tenido los miembros de las Fuerzas Armadas en la configuración actual de nuestra nación.
En mi tiempo libre, me dedico a educar a jóvenes de escasos recursos y, en febrero, tuve la oportunidad de estar en un colegio de Pachacútec, Callao. Preparé una clase de emprendimiento para los jóvenes de quinto año de secundaria y les pregunté si sabían quiénes eran Abimael Guzmán y Cerpa Cartolini. De un grupo de 30 alumnos y alumnas, 28 no sabían quiénes eran y dos me respondieron que eran cantantes de salsa. Ante esta respuesta, seguí profundizando y les pregunté sobre el combate de Angamos y la batalla de Ayacucho. La respuesta fue que el único combate que conocen es aquel que pasaban en un canal de televisión. Finalmente, les pregunté por el coronel Francisco Bolognesi, el almirante Miguel Grau o el capitán José Quiñones, y me dijeron que el único capitán que conocían era el que dirigía un equipo en un programa muy sintonizado. Comprendí que parte de la falta de amor a nuestras Fuerzas Armadas radica en la educación que reciben los jóvenes. Lamentablemente, no se les enseña el rol estratégico de las Fuerzas Armadas ni siquiera a través de personajes históricos como los mencionados.
No esperemos otro fenómeno de El Niño u otro coronavirus para darle el lugar que corresponde a nuestras Fuerzas Armadas. Gracias al Ejército del Perú, a la Marina de Guerra del Perú y a la Fuerza Aérea del Perú por tanto… y perdón por tan poco.