¿Cómo le va a la economía peruana en 2023?
La data correspondiente al primer trimestre de 2023 no es alentadora. Veamos algunos datos. En primer lugar, la actividad económica (PBI) se redujo en 0.43% comparada contra igual período de 2022. No estamos en recesión, pues la definición más usada, aunque controversial, señala que la recesión ocurre cuando el PBI cae dos trimestres seguidos y ello todavía no ocurre el caso peruano. El BCR lo atribuye a cuatro razones: (1) caída de la inversión privada debido a conflictos sociales y ausencia de megaproyectos mineros; (2) menor dinamismo del consumo privado debido a la inflación; (3) caída del gasto público debido al retiro del gasto vinculado con la COVID-19 y, (4) caída de las exportaciones mineras y tradicionales.
En segundo lugar, la inversión privada cayó 12%, mientras que las exportaciones lo hicieron en 2.1%. El consumo privado, principal componente de la demanda interna apenas creció 0.7%. Los componentes del gasto agregado, como puede verse, no mostraron un buen desempeño.
En tercer lugar, la inflación interanual a abril fue de 8.4%, lo que incidió sobre los segmentos de menores ingresos. Esto ocurre porque niveles socioeconómicos más bajos destinan mayor porcentaje de sus ingresos al consumo de alimentos, que fue el componente que más aumentó de precios. La tasa de interés de referencia interbancaria se mantuvo en 7.75% por cuarto mes consecutivo.
En cuarto lugar, y en el campo positivo, el nivel de reservas ascendió a más de 72 mil millones de dólares, monto del que casi 53 mil millones corresponden a posición de cambio. Este monto evita cualquier intento de especulación contra el tipo de cambio que, por esa razón, entre otras, se mantuvo más o menos estable.
En quinto lugar, hubo un superávit fiscal de 1.7% del PIB y la deuda pública se mantuvo en 32.9% del PIB, la más baja de la región.
¿Dónde nos dejan estos números? Primero, la economía peruana se encuentra en un proceso de desaceleración, debido a la caída de la inversión privada por cuarto trimestre consecutivo. Segundo, la inflación se mantiene fuera de la meta del banco central (entre 1% y 3% anual). Sin embargo, muestra una ligera tendencia hacia la disminución; se esperaría cerrar el año entre 5% y 6%, siempre y cuando no ocurra ningún evento negativo en lo que queda del año. Tercero, se espera que la economía crezca un magro 2.0% este 2023. Muy poco para que pueda crearse el empleo necesario.
Si aumentara la inversión, privada y pública, se elevaría el crecimiento y con él, el empleo y la recaudación tributaria. Como el 80% de la inversión total, es privada, se requiere aumentar esta última que, depende crucialmente de las expectativas. Y ahí entra el incierto entorno político. Quien invierte, sea pequeño, mediano o grande, requiere de un entorno estable. Y Perú vive con una incertidumbre política que parece no tener solución y que se refleja, entre otros aspectos, en los altísimos niveles de desaprobación de las autoridades, tanto del ejecutivo como del legislativo.
Nadie sabe qué pasará en el futuro y toda proyección está sujeta a cambios; sin embargo, es posible esperar este 2023 un crecimiento lento con una inflación en disminución, pero todavía por encima del rango meta del banco central.
Más aún, hace unos días el INEI presentó información sobre evolución de la pobreza y resulta que en 2022 la pobreza ascendió a 27.5% de la población, esto es, 628 mil pobres más que en 2021, año en el que el porcentaje fue de 25.9% de la población. Si comparamos 2022 con 2019, Perú tiene 2 millones 694 mil pobres más. La única forma de reducirla es con mayor crecimiento, sea porque genera más empleo y/o porque aumenta la recaudación tributaria y con ello el dinero para financiar los programas sociales. Para poner en marcha todo esto, sólo queda aumentar la inversión.