Lo que debe saber antes de leer proyecciones económicas
Todos queremos saber qué va a pasar con la economía en 2022. La razón es que nos afecta en nuestra vida diaria. Cuando escuchamos o leemos proyecciones de los expertos nos formamos una idea de lo que puede pasar. Sin embargo, cuando esas proyecciones fallan constantemente comenzamos a desconfiar y ver el futuro con incertidumbre.
Si se supone que los expertos son profesionales con bastantes estudios y que por lo tanto deberían ser creíbles, entonces, ¿por qué se equivocan tanto? Dicho de otro modo, ¿cómo hacen sus proyecciones? Vamos a suponer que los errores no se cometen a propósito, por el interés que tienen en vender una idea determinada; por ejemplo, a los dueños de una marca de automóviles les conviene decir que la economía y los ingresos de las personas crecerán, pues quieren que más gente les compre autos. Lo mismo pasa con cualquier otro producto o servicio.
Descartando esas opciones, pensemos ahora en un profesional, que sin ser parte interesada (ni a favor, ni en contra) quiere proyectar lo que pasará con la economía en este 2022. El mecanismo es el uso de modelos.
Primero, nadie puede leer el futuro. En economía se proyecta, no se adivina o se suelta cualquier número porque alguien cree que será así. La economía no es un sistema de creencias, sino una ciencia.
Segundo, la economía no es una ciencia exacta ni tampoco se puede experimentar para ver qué pasa. Me explico. Un zoólogo simula el comportamiento de los ratones en un laboratorio. En una caja hace un laberinto y al final pone el queso. Se sienta frente a la caja y observa el comportamiento del ratón y obtiene conclusiones válidas. Eso no se puede hacer en economía. No se puede destruir una economía para estar seguro que esa receta no era correcta (es cierto que parece que en algunos países se hicieran cosas así).
Un modelo en economía es una abstracción de la realidad; extrae de ella aquellos elementos que considera claves para la proyección que está haciendo; luego asume ciertos comportamientos de esos factores que ha tomado de la realidad y finalmente los expresa en ecuaciones matemáticas. Mediante distintos métodos resuelve el problema matemático y eso arroja una proyección.
Tercero, ¿es malo hacer proyecciones de este modo? No, sino que los resultados del modelo son un insumo para la proyección, pero no el único; pueden ser una especie de punto de partida, al que hay que agregarle otras variables no económicas, como las institucionales, políticas, y un largo etcétera. Con ellas ajustar la proyección hacia arriba o hacia abajo. Por ejemplo, es innegable que la situación política influirá en cualquier proyección que se haga para 2022. Aquí hay dos opciones: o se integra al modelo desde el comienzo o no; en este último caso, luego se agrega como una variable que modifica el resultado. ¿Será perfecto el resultado? De hecho, no lo será, pues también dependerá de qué otros factores se están tomando en cuenta; digamos que así se minimiza el error.
El problema es que la mayoría de analistas se queda en los resultados del modelo y no procede con el segundo paso. Señalan algo así: el modelo usado nos señala que la economía crecerá 3% en 2022 y ahí se quedan. ¿Y qué pasa si alguna variable no esperada, como una no deseada pero posible tercera ola, entra en acción? Como no puedo saberlo, la proyección falla.
Cuarto, no se trata de decir que los modelos no sirven; el problema es el uso que le damos. Son solo una referencia o los lineamientos generales que los podemos usar como punto de partida, pero no más. Nadie puede leer el futuro y eso lo sabemos todos. No perdamos la humildad en reconocer que más es lo que no sabemos que lo que sabemos.