Se acaba la paciencia
Perú es el país con mayor cantidad de días de confinamiento del mundo (107) y con el paquete de rescate económico más grande de la región (17% del PIB). Al mismo tiempo es el sexto en el planeta con mayor número de contagios y tendrá una caída de la actividad económica que se ubicará entre -12% y -15% para este año. Algo tiene que estar mal. No es el modelo económico, si alguna vez existió, pues se necesita que funcionen el Estado y el mercado y eso no ha ocurrido. Tampoco es el régimen político. Al margen de ambos, el Estado ha probado por enésima vez ser ineficiente e ineficaz.
La frustración de la población es comprensible. Ni se redujeron los contagios (¿y la meseta?) ni se salvó a la economía de un colapso. China tiene un gobierno dictatorial y ya detuvieron un atisbo de rebrote. Nueva Zelanda es una democracia e hicieron lo mismo con los dos casos que sugerían el rebrote. Chile tiene más institucionalidad y los contagios aumentan. Perú casi no tiene institucionalidad y muestra la misma tendencia. Letonia también está casi libre del virus. Europa ya muestra una reducción de la propagación del virus.
Un bono que no llegó a todos los que lo requerían. Reactiva Perú fue el programa estrella para evitar que se rompiera la cadena de pagos. El primer préstamo, con garantía de MEF, se otorgó el 5 de mayo. Con información al 29 de mayo, el 51% de los créditos fueron para la gran empresa (2457 empresas) y solo el 18.3% a micro y pequeñas empresas (50 235), que justamente son las que más empleo generan. Si vemos los datos por número de empresas, fueron las MYPE las más beneficiadas; pero, si lo hacemos por monto, fueron las grandes empresas. Y las reglas del Reactiva Perú fueron aprobadas por el gobierno. Aquí hubo un problema de diseño. La cadena de pagos se rompió en el segmento que más la necesitaba.
Pienso que el problema fue, es y será la ineficiencia y falta de gestión del Estado, unido a altos niveles de corrupción en todos sus niveles. Tenemos que recuperar la economía y reducir los contagios. Hay que prender los motores. Tarea difícil por la menor credibilidad de las autoridades.
Existe una gran distancia entre los anuncios y la puesta en marcha de los anuncios. Hace más de una semana se presentó el programa Arranca Perú, que generará un millón de empleos en el segundo semestre. Como resultado de las demoras y fallas, resulta difícil de creer. Ojalá me equivoque.
Para volver a crecer necesitamos volver a creer. La confianza se recupera con resultados y no charlas diarias. Es cierto que la mayoría de problemas no fueron originados por Vizcarra y su equipo; pero algo sí tenían: dinero, resultado del buen manejo de las finanzas públicas en la década previa. La tarea era usarlo bien entre los que más lo necesitaban. Y más allá de los números lo primero que hay que hacer es reconocer las fallas. A partir de ahí ver qué hacer con las familias que perdieron sus ingresos. No queda otra.
Usar el tema ideológico en esta situación es un despropósito. Sin un Estado que funcione no existe modelo ni nada por el estilo. No nos dejemos engañar.