¿Cómo contener y reactivar?
No existe un consenso respecto de qué hacer y aunque tengamos definido lo anterior, tampoco sabemos cómo hacerlo. Nadie lo sabe. Todos aprendemos día a día. En un inicio el objetivo era contener la propagación y luego reactivar la economía; hoy, debemos enfrentar ambas tareas al mismo tiempo, pues la economía no puede seguir paralizada. Ojo que lo haremos mientras los contagios todavía aumentan.
No estoy seguro si lo ideal era terminar con la cuarentena estricta, que dicho sea de paso, no era estricta. Eso lo entienden los expertos en el tema; pero, lo que sí creo es que la economía tenía que comenzar a moverse. Las deficiencias en los servicios de salud, cuya nula priorización tiene más de medio siglo, la corrupción y la informalidad (tanto laboral como de comportamiento) hoy pasan la factura.La combinación de una bonanza macroeconómica con un malestar microeconómico ha tocado límites. Reactivar la economía significa volver al trabajo de manera gradual y cumpliendo protocolos dispuestos por el gobierno. Esto último es clave, pues si los contagios continúan subiendo, llegará un momento en que tendremos que volver a la cuarentena estricta por un rebrote. La única forma de evitarlo es con el distanciamiento social. El dilema no es salir o no salir; el tema es mantener la distancia social. Aquí nos juegan una mala pasada varias cosas.
En primer lugar, la cultura informal que tiene historia en el Perú. No se respetan las reglas de juego, ni siquiera sabiendo que quien las incumple, pone en riesgo su propia vida y la de otros. Veamos lo que la TV nos muestra a diario: los mercados. Entiendo que muchos ciudadanos tienen que ir a trabajar y otros a comprar y eso está bien. Lo que no está bien es que se aglomeren, pues al no mantener la distancia, el virus corre. Entonces, no es que se prohíba trabajar, sino que al hacerlo se distancien lo suficiente como para no contagiar ni ser contagiados. No olvidemos que el virus es asintomático. Eso de “prefiero salir a trabajar y morir de coronavirus” es un falso dilema. Todos podrán, algunos antes, otros después, salir a trabajar, pero si no mantienen la distancia social, pronto estarán en alguna cola de un hospital.
En segundo lugar, muchos ciudadanos piensan que “a mí no me va a pasar” o “vivamos el hoy, nadie sabe si estaremos vivos mañana”. Una cosa es decirlo y otra padecerlo. Si tenemos una familia, no nos deberíamos exponer al contagio, a menos que no nos importe. Disculpen la crudeza pero no tengo otra explicación. Observar personas que solo se ponen la mascarilla cuando la TV los enfoca es triste. Insisto, no se trata de no salir a trabajar, sino de hacerlo manteniendo la distancia y con la mascarilla siempre.
En tercer lugar, la reactivación económica generará algo de empleo, pero con los protocolos dispuestos por las autoridades, necesarios pero complejos. Las empresas (de todo tamaño) asumirán nuevos costos que probablemente los trasladen al comprador. Funcionarán a media caña, con menos trabajadores que los que tenían antes de la cuarentena.
Ojalá todo mejore, pero el punto de partida seremos nosotros mismos como ciudadanos. Si no cumplimos, pronto estaremos de vuelta con la cuarentena. Y justos pagarán por pecadores.