¿Sabemos qué hacer?
Hace varios días que el número de contagiados y fallecidos aumenta cada vez más. No soy epidemiólogo y nunca suelo comentar de lo que no sé. Escucho a los expertos que dicen que esta semana será la peor y lo dicen todas las semanas. Nos dijeron que la cuarentena ayudaría a aplanar la curva. No ha sido cierto. Parece que siempre la semana que viene es peor que la anterior. Esto no es ser pesimista, es ver las cifras. Si la estrategia no ha funcionado, pues entonces hay que buscar otra.
Ojo que no culpo a nadie; sólo contrasto la data a la que cualquiera puede acceder con la realidad. No sé qué falló, porque tampoco sé si la cuarentena estricta era y es el camino correcto. Solo uso la estadística y cruzo datos. Eso sí sé hacer. Mi impresión es que el mundo enfrenta un virus que no conoce y todavía no sabe cómo enfrentarlo. Lo que sí tengo claro es lo siguiente:
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No sabemos qué hacer. Sea porque no conocemos la herramienta o por que sí la conocemos (por ejemplo, la cuarentena), no la podemos implementar como se debería.
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Lo anterior se relaciona con el hecho que una gran cantidad de la población trabajadora en el Perú está compuesta por informales, vulnerables, ciudadanos que viven al día, etc. Y no tienen opción: si salen se contagian, si no salen mueren de hambre. Terrible dilema.
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Si bien es cierto las respuestas del gobierno en general, van en la dirección correcta, puedo cuestionar su rapidez. En estas circunstancias, la lentitud es sinónimo de fracaso. Hace años venimos pidiendo la reforma del Estado; nunca se hizo, con la excepción de algunos aspectos puntuales que sí han mejorado.
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La ausencia de reformas en sectores tan sensibles como educación, salud, pensiones y seguridad ciudadana, por mencionar a algunos sectores, hoy pagamos la factura. Aunque, valgan verdades, ningún sistema de salud del planeta estaba preparado para esto.
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También tengo claro que si algo no funciona no puedes esperar resultados distintos si sigues haciendo lo mismo.
En consecuencia hay que cambiar de estrategia o agregarle componentes a la actual. El COVID 19 genera un problema de salud pública y por lo tanto, la necesidad de tomar medidas que traten de contener el contagio. Y son esas medidas las que causan el frenazo económico. Se sigue que mientras no se tenga éxito en la contención del contagio, el desplome económico será peor.
Dicho esto, hay que abordar en simultáneo ambos problemas. No comento del tema del virus porque, como repito, no soy experto en el tema. Lo único que sí puedo pedir aquí son dos cosas: por un lado que se diga la verdad, por dura que sea; por otro, escuchar a epidemiólogos y otros profesionales expertos en contención de pandemias, para ir llegando a la mejor estrategia, que tome en cuenta la realidad peruana. Escuchar es el primer paso para aprender.
En economía, he sostenido en varios espacios, la necesidad de un rescate masivo de la economía; no deberían estar incluidos los que tienen un ingreso mensual; aquí no hablamos de pocas personas; solo el sector público tiene más o menos un millón cuatrocientos mil trabajadores que mantienen sus puestos. Se estima que en el sector formal privado, entre 40% y 50% de las empresas siguen pagando los sueldos.
Por lo tanto, hay que cubrir a la diferencia, que son aproximadamente 10 millones de personas. El problema es cómo hacerlo si no contamos con la información que nos permita saber quién es quién. Usemos el censo de 2017. O preguntemos a expertos en informalidad, por ejemplo, si es que existe una manera de ubicarlos. Confiemos en Reactiva Perú para el sector formal.
En situaciones como esta, la imaginación es más importante que el conocimiento. Usémosla.