Deterioro de expectativas
De acuerdo con las últimas encuestas mensuales de expectativas macroeconómicas realizadas por el Banco Central de Reserva (BCRP), se observa un deterioro de las expectativas. Los inversionistas y compradores tomamos decisiones de acuerdo con lo que creemos que va a pasar; por ejemplo, optamos por tomar un crédito hipotecario si esperamos que nuestro empleo e ingresos al menos se mantengan por un período razonable. Los empresarios deciden ampliar o abrir un negocio cuando esperan que exista demanda por lo que piensan producir. Ambos pueden o no equivocarse. El problema es que si todos pensamos que las cosas van a empeorar, actuamos en ese sentido y por lo tanto, hacemos que lo que creíamos que iba a pasar, efectivamente pase.
Las expectativas, es decir, lo que creemos que va a pasar, son recogidas por el BCRP a través de encuestas a analistas económicos, sistema financiero y empresas no financieras. A través de ellas, mide el pulso de lo que se piensa ocurrirá. Aunque suene obvio, nadie toma decisiones en función del pasado, sino de lo que cree que va a pasar. Y esa visión se denomina expectativa.
¿Qué nos muestra la encuesta del mes de agosto? En primer lugar, las expectativas de crecimiento para este año se han reducido, tanto para analistas económicos, como para el sistema financiero y empresas no financieras a un rango entre 2.5% y 3%. La tendencia es hacia 2.5%. Recuerde, estimado lector, que a comienzo de año se proyectaba más de 4% de crecimiento para este 2019. En los tres casos hay un deterioro comparado contra lo que se esperaba, tanto en junio como en julio. En segundo lugar, se espera que el tipo de cambio cierre el año en torno de 3.40 soles por dólar, una cifra mayor que en junio y julio. En tercer lugar, las expectativas respecto a cómo les irá a las empresas en lo que resta del año son negativas, tanto en ventas como la situación del sector en el cual se encuentran. No sorprende que se hayan reducido también las expectativas de contratación de trabajadores por los siguientes doce meses.
En síntesis, todos esperan que no nos vaya bien en los siguientes meses. Y eso hace muy difícil pensar que el empleo adecuado vaya a aumentar.
Debemos estar claros en las razones. Desde mi punto de vista son dos principales: la incertidumbre política y la guerra comercial entre los Estados Unidos y China. Comencemos por el primero. Imagínese que usted, estimado lector, desea poner un negocio. Lo que busca es tener clientes que gasten. Para que ello ocurra las personas deben desear y poder gastar y ello depende de la seguridad que tiene respecto de su empleo actual. A su vez, el empleo depende de la inversión previa de alguien que las contrató. Si observa que hay despidos o que las empresas prefieren no contratar por el momento, es natural que prefiera postergar gastos que de otra manera hubiera hecho. Guarda pan para mayo. La incertidumbre es veneno para la economía y el ruido político actual, que no nos permite saber ni siquiera cuando serán las elecciones generales ni menos quien tiene mayores probabilidades de ganar, genera una postergación de decisiones, tanto de los compradores como de los empresarios. Y eso encoge a la economía.
En segundo lugar, el comportamiento de la economía mundial, cuyo principal exponente es la guerra comercial entre Estados Unidos y China y sus impactos sobre el Perú. Ahí tenemos poco que hacer. Todos los informes internacionales coinciden en que la economía mundial está en proceso de deterioro, en especial en sus tres motores: Estados Unidos, China y la Eurozona. Si los tres representan casi el 46% de lo que produce la economía mundial y están en un período de desaceleración, es natural pensar que el resto seguirá la misma tendencia.
El problema es que la incertidumbre política ha coincidido con el deterioro de la economía mundial. Y esa combinación nos hace mucho daño. En ese entorno, necesitamos volver a creer para poder crecer. Requerimos mejoras institucionales lo antes posible. Los ciudadanos tienen que notar que su vida mejore. En otras palabras y como en el futbol, sin resultados positivos, no es posible creer.