¿Qué son las instituciones?
Es común leer que uno de los principales problemas del Perú son las instituciones. Veamos a qué se refieren los analistas cuando usan el sustantivo mencionado. Las instituciones tienen dos acepciones en economía: en primer lugar, son organizaciones, como el congreso, las universidades, la policía nacional, el colegio de abogados, etc. En segundo lugar, son las reglas de juego, algunas formales como la Constitución Política y otras informales que responden más a costumbres y hábitos de la población. Tanto las primeras como las segundas determinan cómo funcionan las economías.
La corrupción puede considerarse una institución, pues se trata de una mala costumbre en nuestro país, un mal hábito, que está extendido en amplios segmentos poblacionales. Las reglas tributarias también son una institución. En el primer caso se trata de una institución informal, mientras en el segundo, formal. El punto es que dentro del marco institucional que cada sociedad tiene, funciona una economía. Por eso es que cualquier reforma que se quiera hacer en el campo económico debe ser antecedida por una mejora institucional. ¿Cómo podría fluir la inversión privada, tan importante para reactivar la economía, si no evitamos que en el camino funcionarios corruptos encarezcan el proceso buscando intereses personales a cambio de una coima? ¿O es que no se puede hacer nada y que debemos caer en la corrupción para poder funcionar?
El Foro Económico Mundial publica anualmente el Reporte Global de Competitividad. El último corresponde a 2017-18. Uno de los pilares de la competitividad de los países es el marco institucional. Si tomamos en cuenta todos los pilares que hacen a un país más competitivo, Perú se encuentra en el puesto 72 de 137 países. Veamos ahora el pilar institucional. Nos ubicamos en el lugar 116 de 137 países, es decir, en el tercio inferior. Vamos más allá y analicemos los componentes del pilar institucional.
En el respeto a los derechos de propiedad estamos en el puesto 109, siempre sobre 137 países. En protección a la propiedad intelectual en el lugar 106; confianza pública en los políticos, lugar 126, 106 en independencia del poder judicial, 114 en favoritismo en las decisiones de los funcionarios públicos, 129 en eficiencia del marco legal en la resolución de disputas, 129 en crimen organizado, 130 en confianza en la policía y 121 en comportamiento ético de las firmas.
¿Cómo puede funcionar una economía en esas circunstancias? Mal y muy lejos de su potencial. Note, estimado lector, que se trata de factores que en apariencia no están relacionados con la economía. Sin embargo, lo están y mucho. Imagine usted, cuánto tiene que invertir una empresa en seguridad, cuántos días pierde en trámites con el gobierno, los problemas que enfrenta cuando pretende que el poder judicial le resuelva un problema. Los funcionarios públicos parecen no seguir las reglas establecidas, sino que favorecen a unos sobre otros.
Por eso no sorprende que los países más competitivos del mundo sean aquellos con mejores instituciones y como consecuencia de ellos, resultados económicos positivos y mayor calidad de vida. La clave está en encontrar cómo cambiar las instituciones y aunque todos creen tener la receta perfecta para mejorar el marco institucional, hay una verdad universal: no sabemos cómo hacerlo.
Mientras no tengamos mejores instituciones, mientras no cambiemos las personas, resulta muy difícil que seamos un país competitivo, capaz de brindarle a sus ciudadanos servicios básicos de calidad. Por eso es que las cosas no funcionan en nuestro país.