Las tareas económicas del nuevo Gobierno
Los retos en materia económica del nuevo gobierno no solo dependerán de cómo está la economía, sino de la manera en que se destrabe la situación política. La política y la economía son indesligables.
En primer lugar, se necesita cambiar las expectativas. Algo ha logrado el nuevo presidente en su primera semana a través de señales que conectan al Gobierno con el ciudadano de a pie. En economía las expectativas, definidas en términos simples como lo que cada uno cree que va a pasar, son claves, pues si los compradores, empresarios y vendedores no ven luz al final del túnel, entonces postergan sus decisiones y nada se mueve. De tal manera que el gobierno recién estrenado debe convencernos de volver a creer, a través de señales concretas. Liderazgo honesto y transparente son claves. La economía hoy está parada pues se esperan las primeras acciones del gabinete Villanueva. Por lo tanto, la tarea 1 es cambiar expectativas, de negativas a positivas.
En segundo lugar, los gastos de consumo privado, es decir, nuestros gastos, son el principal componente de la demanda interna, pues representan el 75% de la misma. Los datos disponibles nos indican que en 2017 solo crecieron 2.4%, el ritmo más bajo de los últimos quince años. Para que las empresas medianas y pequeñas noten que existe demanda, el mínimo de crecimiento debe ser mayor que 3% al año. Así, la tarea 2 es elevar el gasto de consumo privado.
En tercer lugar, para consumir más y cumplir con la tarea 2, se necesitan más ingresos y la gran mayoría de nuestros ingresos provienen del empleo. En 2017 el empleo en el sector formal disminuyó 2.8% y la tasa de desempleo en Lima Metropolitana, en el trimestre móvil diciembre-febrero alcanzó 8%, la cifra más alta en los últimos seis años. Para elevar el empleo, se necesita aumentar la inversión privada, que comenzó a caer en 2014 y recién mostró una leve recuperación en el tercer trimestre de 2017. La tarea 3 es elevar la inversión privada, grande, mediana y pequeña.
En cuarto lugar, el déficit fiscal, definido como el exceso de gasto público sobre los ingresos públicos, viene creciendo; la última cifra disponible corresponde a febrero y alcanzó 3.3% del producto. Aquí hay que definir una trayectoria de reducción del déficit. Aumentar la presión tributaria, definida como el porcentaje del PBI que es recaudado por el gobierno, es clave. El indicador mencionado alcanzó solo 13% en 2017, siendo el promedio de América Latina 22% y en las economías avanzadas mayor que 30%. Esto no significa que los que ya pagamos, paguemos más, sino incorporar a los que no pagan y reducir exoneraciones que han perforado el sistema tributario. La tarea 4 es reducir el déficit fiscal elevando la presión tributaria y evitando crear nuevos gastos. En paralelo los ciudadanos debemos notar que los impuestos que pagamos son bien gastados en el bienestar de todos los ciudadanos.
En quinto lugar, comenzar las reformas que sostendrán el crecimiento más allá de coyunturas externas positivas. Sectores como educación, salud, poder judicial, seguridad ciudadana, entre otros factores son fundamentales para elevar la productividad, única fuente de crecimiento a largo plazo. La tarea 5 es implementar reformas estructurales. Estas deben comenzar casi de manera inmediata aprovechando el entorno económico externo favorable.
Como consecuencia, hay que retomar el crecimiento (tres primeras tareas), reducir los desequilibrios (cuarta tarea) y asegurar el sostenimiento en el tiempo (quinta tarea); solo así el ciudadano de a pie percibirá que las cosas están mejorando.