¿Cómo reactivar la economía?
Sin ninguna duda una de las principales preocupaciones de la población es la reactivación de la economía, con el objetivo de crear empleos. En el caso de Lima Metropolitana, el empleo formal disminuyó por octavo mes consecutivo. Todas las economías tienen cuatro motores de crecimiento: el consumo privado, el gasto público, la inversión privada y las exportaciones. En este momento solo el motor exportador está prendido.
Nuestra economía es un avión que vuela con un motor. Por lo tanto el reto es encender los otros. Veamos. Primero descartemos el más simple: el gasto público. No es un tema ideológico, sino que el gobierno enfrenta un déficit fiscal que hay que reducir. Esta figura aparece cuando el gobierno gasta por encima de sus ingresos; como no tiene ahorros previos, la diferencia debe cubrirla con deuda. Y más deuda hoy son más impuestos mañana para poder pagarla.
Es por eso que el ministro de economía señaló que en el frente fiscal trabajará en dos frentes: por un lado, reducir el gasto superfluo, como consultorías y por otro, elevar la recaudación tributaria. Está claro entonces, que la reactivación no vendrá por el mayor gasto público, pues no hay de dónde sacar dinero para hacerlo. La alternativa es que el gobierno, a través de diversos esquemas, entregue al sector privado la posibilidad de implementar mayor inversión pública; aquí el problema es la confianza, luego de los escándalos de corrupción. Como consecuencia, lo veo difícil por este lado.
Las exportaciones son el motor prendido, pero que se mantenga encendido no depende de nosotros como país, sino de otros países que tendrían que mantener la demanda por nuestra producción. Si no depende de lo que hagamos, entonces es difícil pretender que podamos sostener un crecimiento razonable, que genere empleos. No nos podemos basar en un factor que no controlamos.
Nos quedan dos motores: inversión privada y consumo privado. Entre ambos representan más del 85% de la demanda interna de la economía. Ahí está la clave. Desde 2014, la inversión privada ha venido disminuyendo, en una situación de caída libre. En el tercer trimestre de 2017 experimentó una recuperación que esperemos se mantenga en este 2018. Para ello es fundamental cambiar las expectativas, de manera que los empresarios, pequeños, medianos y grandes, no sigan postergando sus decisiones de inversión. Liderazgo, conexión con la población, visión común del gabinete ministerial, al menos para los siguientes tres años son claves.
Al aumentar la inversión, crece el empleo y con él, aumenta el consumo y la economía se recupera. El ministro de economía se ha referido a una meta de crecimiento de 5% para 2021; me parece razonable. Es muy complicado crecer más con un desequilibrio fiscal, a menos que la inversión privada crezca más. Y esto último no solo dependerá de medidas concretas, sino de la percepción de los inversionistas, que a su vez depende de lo que hagan los nuevos ministros en la corta luna de miel con la población. Tienen que tener claro qué se puede hacer y con qué velocidad, pero por encima de todo, no prometer lo que no podrán hacer.