Toma de decisiones y costo de oportunidad
Las personas siempre toman decisiones y para hacerlo comparan los costos con los beneficios que obtendrán. De las distintas alternativas posibles, el objetivo es elegir aquella opción en la que los beneficios excedan más a los costos. Veamos tres ejemplos.
Imagine usted que desea evaluar qué tan bien le va al negocio que acaba de emprender. Ha pasado un tiempo desde que comenzó su emprendimiento. Suponga que los ingresos por ventas que ha obtenido son S/ 1,000. Cuando piensa en los costos, suele incluir aquellos que impliquen un desembolso realizado o por realizar. Digamos que ascienden a S/ 800. Obtiene la diferencia (S/ 200) y el resultado es su beneficio o ganancia contable. ¿Eso es todo? ¿Qué puede aportar una persona que piensa como economista?
En economía cuando se usa el sustantivo costos, se piensa en el costo de oportunidad, definido como el costo de la mejor alternativa dejada de lado. Volvamos al ejemplo. La diferencia entre ingresos y costos es S/ 200. Sin embargo, suponga que se trata de un negocio propio que usted mismo dirige y lo hace desde el garaje de su casa. ¿Qué pasaría si deja el negocio y se emplea como un trabajador dependiente? Imaginemos que ganaría S/ 190. Es el costo de oportunidad del dueño. Pero, si lo hace, deja el garaje libre y lo puede alquilar a un vecino que no tenga donde estacionar su auto. Ahí obtendría, digamos S/ 40. La diferencia entre los S/ 200 (que gana desde un punto de vista contable) y los S/ 230 (S/ 190 más S/ 40) nos da -30. ¿Cuál sería su recomendación? Pues cerrar el negocio, emplearse en una empresa y alquilar el garaje, pues ganaría más. Pensar en el costo de oportunidad fue clave para la decisión.
Otro ejemplo. Se viene el mundial de fútbol. Usted es un estudiante universitario y justo tiene clases a la hora de un partido que quiere ver por televisión. La sugerencia es pensar así: si voy a clases, el costo de oportunidad es el placer que estoy dejando de recibir por no ver el partido, pero lo que gano es recibir la clase. Si no voy a clases, veo el partido, pero el costo de oportunidad es la pérdida de la clase. ¿Qué decisión tomar? Pues depende de la valoración que cada uno le otorgue al partido versus la clase.
Lo mismo es válido para las decisiones que toma el presidente de un país. Si decide, a través de alguno de sus ministros, usar más dinero en construir escuelas o en contratar funcionarios públicos, entonces queda menos dinero para invertir en salud o en seguridad ciudadana. Usted pensará que todo es importante; es cierto, pero se necesita establecer prioridades y en todo caso, destinar un monto menor a cada uno de los fines prioritarios. De ahí que eliminar gastos superfluos sea clave.
Cuando el gobierno toma una decisión, ¿estará pensando en los costos de oportunidad? ¿No será que es justamente lo que necesita hacer? ¿Cuál es el criterio con el que se destinan los recursos? A juzgar por los destapes de corrupción que estamos viendo, parece que jamás han pensado de esta manera. Los corruptos pensaron que jamás serían descubiertos pues creyeron que su costo de oportunidad era bajo. Ojalá el poder judicial les demuestre lo contrario.