Del crecimiento económico al bienestar
Aunque sea por razones externas, que no sabemos si son sostenibles, la economía peruana está volviendo a crecer. ¿Qué significa? En términos simples, crecer es producir más. Lo que está ocurriendo es que los precios de los metales que Perú exporta están volviendo a subir. Supongamos por un momento que la tendencia sea sostenible. ¿Se reflejará en una mejora en el bienestar? Depende.
Existen dos canales que conectan el crecimiento con el bienestar. En primer lugar, un hecho estilizado de cualquier economía es que el crecimiento genera un aumento de la recaudación tributaria y con ello, eleva la capacidad de gasto del gobierno; en algunos países con mayor informalidad será menor que en otros; por eso, se señala que el crecimiento económico financia al gasto público. Ahora bien, que el gobierno tenga más dinero, no significa necesariamente que sea bien utilizado. Es clave que la gestión de los recursos del gobierno sea eficaz y eficiente, para que de esta manera se refleje en la satisfacción de necesidades inmediatas de los ciudadanos. Me refiero a usar mejor el dinero en educación, salud, seguridad ciudadana, etc. No en más empresas públicas ni en proyectos que no tienen ninguna rentabilidad privada ni social (como la refinería de Talara), sino en aspectos que mejoren la calidad de vida de todos. Por ejemplo, que los hospitales y postas públicas de todo el país tengan todos los medicamentos necesarios.
En segundo lugar, se presume que como crecer significa producir más, entonces si se produce más, se contratarán más trabajadores, es decir, aumentará el empleo. Parece lógico, pero cuánto empleo se genere depende de dos aspectos. Por un lado, tienen que existir ciudadanos adecuadamente educados y capacitados para ser contratados por las empresas; aquí, tanto la educación como el desarrollo de las denominadas competencias blandas sea clave; por otro, no todos los sectores generan el mismo impacto sobre el empleo. Algunos usan más tecnología que otros y como consecuencia, para producir más no requieren muchos más trabajadores, sino más máquinas.
Los ciudadanos “no ven” el PBI y tampoco les impacta que los gobiernos se refugien en el hecho que la economía está creciendo; poco o nada le importan los “grandes números”, pues lo que buscan es que se solucionen los problemas relacionados directamente con su bienestar. Si le preguntamos a cualquier persona, cuáles son sus principales problemas, ninguno responderá que le preocupan las menores exportaciones o el lento crecimiento del país; lo que sí le angustia son otras cosas como el logro de un ingreso adecuado, la reparación de las pistas, el tráfico caótico de nuestras ciudades, las huelgas de los sectores de educación y salud, la seguridad ciudadana, etc.
El gran reto de los gobiernos es conectar con la población. No solo importa lo que deben hacer, sino cómo lo hacen. Para eso, la experiencia internacional muestra que los gobiernos de menor tamaño suelen ser mejores. Pequeño no es igual a débil, como tampoco grande es sinónimo de fuerte. Considera usted, estimado lector, que los gobiernos que Perú ha tenido en lo que va del siglo, ¿han logrado conectar al crecimiento económico con el bienestar? En su opinión, ¿qué se requiere?