Proyecciones del MEF 2018-2021
El pasado 23 de agosto, el consejo de ministros aprobó el Marco Macroeconómico Multianual 2018-2021, que contiene las proyecciones oficiales del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) y sirve de base para la confección del presupuesto gubernamental de 2018.
En esencia el documento plantea una reactivación de la economía en el corto plazo a partir de un mayor gasto público, pues tanto el consumo público (gasto corriente) como la inversión pública elevarían sus tasas de crecimiento de 0.5% y 7.5% respectivamente en 2017 a 5% y 17.5% en 2018. Por su parte, la inversión privada solo lo haría en 3.5%, tras cuatro años de caída. ¿Cuál sería el destino del dinero? Pues la expansión fiscal en lo que queda del año y en 2018 estará basada en los gastos asociados a la reconstrucción y a las obras relacionadas con los juegos panamericanos. El impulso fiscal recién terminaría en 2019. Mientras tanto, el aumento de la inversión privada en 2018 estará sostenida en la inversión en proyectos mineros y de infraestructura.
¿Qué opinamos?
En primer lugar, el mayor gasto público requiere de un incremento sustantivo de los ingresos tributarios; el mismo MMM señala que espera que en 2018 crezcan 6.7% en términos reales. En el cuadro 8 se observa que los ingresos tributarios crecerían más de 10 mil millones de soles entre 2017 y 2018. La pregunta es obvia: ¿es esto posible? Lo veo difícil.
En segundo lugar, el MMM plantea una reducción gradual del déficit fiscal desde 3.5% del PIB en 2018 hasta 1% en 2021. Sin un aumento significativo de los ingresos tributarios, solo queda endeudarse, lo que se observa en el cuadro 18, que muestra que la deuda pública se incrementaría de 156 817 millones de soles en 2017 a 252 562 en 2021. Todo indica que el mayor gasto público se financiará con deuda.
En tercer lugar y como consecuencia, el PIB pasaría de crecer 2.8% este 2017 a 4% en cada uno de los siguientes años hasta 2021. En el Perú, la inversión privada representa 80% del total de la inversión, mientras que la pública solo 20%. Está claro que no se puede crecer sobre la base de la inversión pública, por lo que solo queda pensar que el MMM plantea enlazar los aumentos en la inversión pública con la privada, es decir, que la primera dinamice a la segunda. Entonces la pregunta es: ¿depende la inversión privada de los aumentos en la pública?
La apuesta podría tener sentido en un contexto de tranquilidad política y social y aquí está la otra apuesta: que el entorno político y el social transiten hacia una situación de tranquilidad y orden en los siguientes meses; sin ellas es poco probable que la inversión privada, de cualquier tamaño, reaccione, pues las razones de su caída no se relacionan, al menos hasta ahora, con la inversión pública.
Lo que nos puede ayudar es la evolución positiva de los precios de los metales, pues eso tiene un impacto sobre las exportaciones que se viene observando desde 2016. Si esto se mantiene, entonces se estaría “encendiendo” uno de los motores de la economía peruana, pero por razones internacionales y no debido a un esfuerzo interno. Ahora bien, mayores precios de los metales incentivan la inversión minera y aquí aparece la tercera apuesta: que los proyectos mineros puedan efectivamente llevarse a cabo. La experiencia reciente muestra que con un gobierno débil ello no es simple, más aun si en la percepción de la población lo que falta es diálogo. No es lo mismo aplicar medidas con 60% de aprobación que con solo 19%.