Reconstrucción con Cambio
El pasado martes el congreso aprobó la ley que servirá de marco legal para la “reconstrucción con cambios”. Entre otros aspectos, la ley crea una “Autoridad”, como un ente adscrito a la Presidencia del Consejo de Ministros, que será la encargada de liderar e implementar el plan. La mencionada entidad estará a cargo de un Director Ejecutivo, con rango de ministro. Tiene un plazo de noventa días para presentar al directorio de la Autoridad, compuesto por los ministros de Economía y Finanzas, Transportes y Comunicaciones, Agricultura y Riego y Vivienda, Construcción y Saneamiento, quienes aprobarán el plan. Esto significa que el plan estará listo, aproximadamente, a fines de julio.
En primer lugar, es positivo que el congreso haya apoyado el plan, a pesar que no hubo unanimidad. En segundo lugar, un elemento clave será la credibilidad del Director de la Autoridad, pues en un entorno de baja confianza ese elemento es fundamental. En tercer lugar, se necesita una enorme capacidad de gestión para implementar el plan. Algunas tareas estarán en manos de gobiernos locales, otras en las regiones y otras a nivel central. Cuando el director observe que el municipio no tiene la capacidad de gestión para desarrollar cierta actividad, entonces pasará al siguiente nivel, que es el regional y de no encontrar las condiciones, entonces se encargará directamente la Autoridad.
En cuarto lugar, ¿de dónde saldrá el dinero? La ley aprobada señala en su artículo 5 que los recursos provendrán del Fondo para intervenciones ante la ocurrencia de fenómenos naturales (Fondes), creado a través de la ley N° 30458. A su vez, el Fondes es alimentado por transferencias del Ministerio de Economía y Finanzas. Actualmente dispone de, aproximadamente, 1500 millones de soles. Como los gastos estimados ascienden a montos que fluctúan entre 4 y 5 mil millones de dólares, el Fondes no alcanza. Sin embargo, la ley prevé “líneas de crédito contingentes” hasta por 3700 millones de dólares. Está claro, entonces, que el gobierno tomará deuda para completar el dinero que se necesita.
Y esto se relaciona con el déficit fiscal, que mide el exceso de gastos sobre ingresos públicos. Ya tenemos un déficit de 2.7% del PBI a febrero. Es fácil deducir que se requerirá ampliar el déficit para poder cumplir con el plan de reconstrucción con cambios. Podemos comprender que ante la emergencia nacional hay que endeudarse para reconstruir. Hasta ahí, podemos estar de acuerdo. Las dudas nacen por la capacidad de gestión que tendrá el ente recién creado. En un ambiente de baja confianza y credibilidad, altos niveles de corrupción y una economía en desaceleración, digamos que se requiere de máxima transparencia y gestión para llegar a buen puerto. Necesitamos que el plan funcione, pues no hay margen de error. La tarea no es fácil y es un reto para el gobierno. El tiempo será el mejor testigo.