Estados Unidos post-elecciones: ¿precipicio fiscal?
Actualmente hablar de crisis es referirse a la eurozona. Sin embargo, el denominado “precipicio fiscal” (fiscal cliff) en los Estados Unidos la está igualando en protagonismo. Comencemos por una definición. La expresión “precipicio fiscal” es utilizada para referirse al conjunto de aumentos en los impuestos y los recortes del gasto público que entrarán de manera automática en vigencia en los Estados Unidos el 1 de enero de 2013, es decir, se trata de un “plan de austeridad automático”. En términos simples, se viene un ajuste fiscal equivalente a 5% del PBI, que determinará una recesión el año que viene.
Veamos. El déficit fiscal es el exceso de gasto público sobre ingresos del gobierno y se mide como proporción del PBI. Un sector público con déficit tiene que endeudarse para cubrir la diferencia. Lo que ha hecho el Congreso de los Estados Unidos desde hace varios años es autorizar más endeudamiento para evitar el ajuste, pero esta podría no ser la situación dentro de pocas semanas. La teoría económica y la evidencia empírica muestran que mayor deuda hoy significa mayores impuestos mañana.
¿Por qué ocurriría un ajuste fiscal de manera automática? El Congreso de los Estados Unidos lo aprobó en agosto de 2011 para calmar a los mercados, pues en ese momento se discutía sobre la viabilidad de aumentar el tope de endeudamiento al que podía acceder el gobierno federal. El gobierno ya tenía un problema fiscal y estaba al borde de la moratoria. Al “estirar” la fecha del ajuste, el Congreso aprobó la elevación del tope (ante el déficit fiscal, la única opción era endeudarse más para financiarlo) y los mercados se calmaron, pero por un rato. En otras palabras, alargó el momento del ajuste y para ello el Congreso le puso fecha límite (diciembre de 2012), autorizando que el gobierno se endeude más, pues de lo contrario hubiera tenido que declarar moratoria (no pago de la deuda pública). Aún así la calificadora de riesgo Standard and Poor’s rebajó la calificación de la deuda soberana de los Estados Unidos de triple A a doble A más, pues el gobierno se estaba endeudando más para no declarar una cesación de pagos. Lo cierto es que el plazo vence a fin de año (así se acordó en agosto de 2011), por lo que automáticamente se implementarían políticas de ajuste, similares a las aplicadas en Europa. La recesión y el desempleo serían el resultado, tal como ocurre al otro lado del Atlántico.
Ahora bien, las elecciones del 6 de noviembre han reelegido a Obama como presidente por cuatro años más. Sin embargo, los republicanos tienen mayoría en la cámara de representantes. ¿Será posible que demócratas y republicanos negocien en una coyuntura política de esta magnitud algún acuerdo sobre impuestos y gasto público que evite el ajuste fiscal y lo siga extendiendo? En otras palabras, el Congreso tiene que autorizar un mayor endeudamiento para cubrir el déficit fiscal (estimado en 8% del PBI), pues de lo contrario el ajuste fiscal entra de manera automática. Se entiende que negociar es complejo, pues los republicanos planteaban un ajuste fiscal vía menor gasto, y mayores impuestos a todos y no más deuda. Ahora Obama tendrá que convencerlos de otro tipo de ajustes, pues de lo contrario será imposible que cumpla sus promesas de campaña.
Estados Unidos está frente a la misma disyuntiva europea, con la diferencia de que hasta ahora ha podido endeudarse más: por un lado, si ajusta se contrae el gasto y, por ende, la economía entra en recesión y mayor desempleo; por otro, si no ajusta (suponiendo que el Congreso apruebe seguir “pateando hacia adelante” el problema fiscal), aumenta el déficit fiscal financiado con deuda, por lo que la moratoria sería una posibilidad real, pues el endeudamiento seguiría creciendo.
¿Qué esperan los mercados? Una solución intermedia, es decir, un ajuste de 1% o 2% del PBI, pero ajuste, con impactos negativos sobre el crecimiento. En el fondo la credibilidad fiscal está en juego. ¿Y cuál es la situación fiscal actual? La brecha fiscal se espera sea de 8% del PBI en 2012. Como contraparte, la deuda pública aumentó de 98.4% del PBI en 2010 a 106.7% en 2012. La economía estadounidense requiere de un ajuste. En este momento el tema es político: ¿cómo hacerlo en un escenario post elecciones? Dada la situación descrita y por un tema de expectativas (¿quién invertiría ante un inminente ajuste fiscal?), la inversión privada se contrae antes, pues las empresas reevalúan sus planes, considerando un escenario complicado para 2013. Otro elemento que puede ponerse sobre el tablero es una eventual inyección de liquidez de la Reserva Federal (FED), dado que Bernanke quedará a cargo (una de las propuestas del candidato republicano era cambiarlo).
Ahora imaginemos un ajuste de Estados Unidos y Europa al mismo tiempo, algo que podría ocurrir pronto. De acuerdo con la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO), en caso de que ocurra el precipicio fiscal, el PBI disminuiría en -2.3% el primer semestre de 2013. La Unión Europea espera una recesión en 2012. En ese escenario de ajuste, ¿a quién le venderían China, India y demás economías asiáticas su producción? Sin duda, el único resultado posible sería una mayor desaceleración económica mundial.
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