Crecimiento Económico Mundial 2010-2012
De acuerdo con la última proyección del Fondo Monetario Internacional (FMI) correspondiente a octubre de 2012, el siguiente cuadro presenta la evolución del Producto Bruto Interno (PBI) en algunas zonas y países del mundo.
El cuadro es ilustrativo. La desaceleración económica mundial, es decir,
el hecho que crezca cada vez menos se debe a una desaceleración en las
principales regiones y países del mundo. China, que creció, en
promedio, a tasas mayores que 9.5% anual desde 1995 crecerá menos de 8%
en 2012. India y la Eurozona van en el mismo camino. Lo que es más
grave el volumen del comercio mundial de bienes y servicios después de
crecer 12.2% en 2010, solo lo hará en 3.2% en 2012.
¿Por qué importa? China e India representan el 40% de la población
mundial. Ambos países, en especial el primero, es la “fábrica del mundo”
y le venden su producción principalmente a los Estados Unidos y la
Eurozona, economías que están en recesión y con problemas de
sobreendeudamiento. Por lo tanto, las familias compran menos pues tienen
que pagar deudas. En simple, compran menos a China, India y similares.
Ello obliga a la “fábrica” a producir menos y por lo tanto a comprar
menos materias primas al resto del mundo; en ese grupo de proveedores de
productos mineros a la “fábrica” está el Perú, por lo que tiene que
desacelerarse. El mundo, para bien o para mal, está más integrado que
antes y Perú no puede estar ajeno a ello.
Pero, vamos con calma. ¿Por qué importa tanto la evolución del PBI cuyo
comportamiento se ha convertido en una obsesión de los analistas? Porque
“se supone” que a mayor PBI mayor bienestar, pero esto no siempre es
así. En primer lugar, para que el crecimiento del aparato productivo
genere más bienestar, debe aumentar el empleo adecuadamente remunerado.
¿Existe una fuerza de trabajo “empleable”? No dudo que todos quieran
trabajar más y ganar más, pero si no tienen las calificaciones
adecuadas, entonces el problema persiste. Y ahí entra la necesidad de
reformar la educación en todos los niveles. La fuerza laboral debe estar
adecuadamente educada para poder asumir trabajos que demandan mayores
calificaciones. Además, si aumenta la producción, ¿necesariamente
aumenta el empleo, en un mundo con cada vez más tecnología que “ahorra”
mano de obra y baja costos?
En segundo lugar, ciertamente los aumentos en el PBI generan mayor
recaudación tributaria, es decir, ingresos para el Estado. Y aquí viene
la otra duda: ¿está el Estado en capacidad de gastar bien el mayor
dinero que recibe? ¿Existe un alto nivel de gestión pública para mejorar
los servicios que el Estado ofrece? ¿De qué sirve tener más dinero si
no se sabe usar?
En tercer lugar, los aumentos en el PBI tienen mayor efecto sobre la
reducción de la pobreza monetaria (véase post “¿cómo se mide la
pobreza?”) si la desigualdad de ingresos es menor. Y es sabido que
América Latina tiene la peor distribución de ingresos del mundo. Los
servicios públicos de educación y salud, ¿son ofrecidos por el Estado
con la calidad adecuada?
Existen varias razones más, pero con ellas es suficiente para precisar
el punto. Para afirmar que el PBI aumenta el bienestar deben cumplirse
los dos requisitos o canales señalados además de una mejoría progresiva
en la distribución. ¿No habría entonces que complementar la obsesión por
el PBI por una más relacionada con el bienestar de la población? ¿Por
qué lo económico anda divorciado de lo social? Estas preguntas no
implican dejar de mirar los indicadores económicos; significa prestarle
igual o mayor atención a indicadores relacionados con la evolución
social.