España: De la crisis al rescate
España representa el 12.5% del PBI de la eurozona y fue el cuarto país de la eurozona en solicitar un programa de rescate, luego de Grecia (dos veces: 2010 y 2011), Irlanda (2010) y Portugal (2010). La pregunta que nos hacemos todos es ¿quién sigue?
El objetivo de esta entrega es explicar algunas características del rescate español cuyos detalles aún no están claros. Algunos antecedentes son relevantes. España tuvo una burbuja inmobiliaria que comenzó en 1999 y estalló en diciembre de 2007; estallar significa que los precios de las viviendas alcanzaron un máximo en ese mes para luego disminuir y continuar por la misma senda hasta la actualidad; dicho de otro modo, los precios de las viviendas han seguido cayendo, por el exceso de oferta de inmuebles respecto a la demanda de quienes podrían acceder a un crédito; la mayoría está sobreendeudada y su capacidad de pago llegó a un límite. El colapso de la burbuja originó un problema de la banca privada, pues habían otorgado préstamos que luego no podían recuperar. Desde un punto de vista simplista, la economía creció sobre la base del sector construcción a través del otorgamiento de préstamos hipotecarios a clientes, algunos de los cuales, no podían pagar. El boom crediticio fue notorio en las cajas de préstamo regionales. Además, el freno de la construcción ocurrió al mismo tiempo que los impactos de la crisis de Estados Unidos de 2008, configurándose la tormenta perfecta para una recesión.
¿Y el sector público? En el año 2000, la deuda como porcentaje del PBI fue de 59% para llegar a 68.5% en 2011, mientras que la brecha fiscal (el exceso de gasto público sobre los ingresos tributarios) fue de 8.9% en 2011. El gobierno español se endeudó después de 2009 para financiar los programas de estímulo económico y así enfrentar los efectos de la crisis de Estados Unidos de 2008, además de reemplazar con gasto público a la inversión privada que se frenó por los problemas bancarios; por eso, ahora existe un problema fiscal además de bancario.
Por lo tanto, en un inicio la crisis española fue privada y originada en el colapso de una burbuja inmobiliaria debido a un boom crediticio mal intermediado por un sistema financiero mal regulado. Sin un sistema bancario sano, es decir, que cumpla con su función de canalizar recursos de los ahorristas a los inversionistas, el sector productivo no puede operar. De ahí que desde el tercer trimestre de 2011 la economía se encuentre en recesión.
Bajo esas condiciones, España necesitaba rescatar (recapitalizar) a los bancos privados, pero el gobierno no podía hacerlo pues tenía un déficit fiscal y debía endeudarse para hacerlo; para un gobierno con esas condiciones es caro endeudarse, es decir, la colocación de bonos era a tasas de interés altas por la denominada prima de riesgo. (véase post anterior). El problema se complicaba aún más, porque los bancos españoles eran casi los únicos compradores de los bonos del gobierno español; entonces se produjo un círculo vicioso: por un lado, los bancos no tenían cómo seguir financiando al gobierno español (léase comprando los bonos emitidos por el gobierno) y este último no tenía cómo rescatar a los bancos pues no tenía el dinero para hacerlo.
De ahí la necesidad del rescate; pero, ¿cómo funciona? La eurozona tiene un mecanismo de rescate llamado Facilidad Europea de Estabilidad Financiera (FEEF); el dinero sale de la emisión de deuda (bonos) del propio FEEF que se endeuda para prestar (rescatar). En el caso español el rescate será como máximo de cien mil millones de euros. España recurrió al FEEF porque no tenía alternativa, pues ni el gobierno ni los bancos podían endeudarse a tasas de interés razonables, dado el riesgo que representaban. Luego de aprobado el rescate, el 29 y 30 de junio de 2012, es decir hace una semana, se desarrolló en Bruselas la Cumbre de la Eurozona.
¿Cuál era la situación antes de la cumbre? El FEEF había aprobado el préstamo de cien mil millones de euros a España; a pesar que el dinero tenía como objetivo recapitalizar la banca privada, quien recibiría el dinero era el gobierno español, que lo destinaría a los bancos con problemas y además tendría la obligación de devolverlo. Esto es clave, pues es lo que explica por qué después de aprobado el rescate, el riesgo de prestarle al gobierno español siguió subiendo. ¿Por qué? Porque como el gobierno recibiría el dinero, aumentaría su deuda pública y por ende el déficit fiscal y el costo de endeudarse en los mercados internacionales. Los cálculos indicaban que la deuda pública llegará a 80% del PIB en 2013.
Ahora bien, en la medida que se trataba de un préstamo al gobierno y no una donación tenía que ser devuelto por el gobierno; y ahí entraba la condicionalidad de hacer reformas para poder devolver el dinero, pues el FEEF se había endeudado para otorgar el rescate. Ello se resumiría en un documento llamado “memorándum de entendimiento”, que fijaría las condiciones del rescate. Hasta aquí, ¿A qué conclusiones podemos llegar?
1. El gobierno español tenía que recapitalizar a los bancos, pues para eso era el préstamo; ello lo haría con fondos de la eurozona a través de sus mecanismos de rescate.
2. Al recapitalizar a los bancos, el gobierno se hacía dueño de una parte del banco privado; en algunos casos sería una nacionalización si se convertía en dueño mayoritario.
3. El gobierno recibiría y pagaría el préstamo, por lo que tanto el déficit fiscal como la deuda pública aumentarían.
4. El problema de fondo es el exceso de sobreendeudamiento.
La cumbre de la eurozona del 29 y 30 de junio alteró el tablero; ahora, los fondos de rescate de la eurozona irán directamente a los bancos privados para fines de recapitalización, por lo que no aumenta la deuda pública. Si bien faltan los detalles, es el primer paso para una unión bancaria; sin embargo, nacerá un ente supervisor supranacional que vigilará las operaciones de los bancos de toda la eurozona. Las funciones de supervisor bancario único las realizará en un inicio el Banco Central Europeo, que así aumenta su poder; la idea se implementará a fin de año. La cumbre concluyó con tres acuerdos:
a. Recapitalización directa de los bancos con recursos europeos sin que ello se compute como deuda pública.
b. Eliminación de la categoría de acreedor preferente del FEEF. El fondo de rescate no será “el primero de la fila” para cobrar el préstamo. Queda claro que no es una donación sino un préstamo, pero canalizado directamente a los bancos con problemas.
c. Uso de los fondos europeos de rescate para la compra de bonos soberanos, de modo que los gobiernos accedan a financiamiento más barato.
Quedan muchas dudas sobre la implementación, la condicionalidad y la supervisión supranacional; algunas preguntas pendientes: ¿será solo a los bancos en problemas o a todos? ¿Y los países europeos que no están en la eurozona como los bancos en problemas de Reino Unido? ¿Cómo se canalizará el dinero? ¿A través del Estado sin que cuente como deuda pública? ¿Cómo se pagará el préstamo? Las siguientes semanas serán claves.