La pobreza en el Perú
Hace algunas semanas la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) presentó el Panorama Social de América Latina 2011, donde da cuenta de los avances y retrocesos en temas sociales de la región. Algunas cifras resaltantes en cuanto a pobreza son las siguientes: en primer lugar, a nivel de América Latina, la pobreza afectó al 31.4% de la población, mientras que la pobreza extrema o indigencia, al 12.3%.
En términos numéricos esto significa que, en América Latina, existen 177 millones de personas pobres, de las cuales 70 millones son pobres extremos o indigentes. Si lo vemos en perspectiva, en 1990 había 204 millones de pobres, que aumentaron a 225 en el 2002 para luego reducirse a 177 en el 2010. En el caso peruano, el porcentaje de pobres representaba, en el 2001, el 54.7% de la población, mientras que el de pobres extremos, el 24.4%. Hacia el 2010 la pobreza se redujo a 31.3%, mientras que la pobreza extrema a 9.8%.
Sin embargo, ¿cómo se mide la pobreza? Existen varios enfoques, así que optaré por centrarme en aquel usado por el gobierno peruano -a través del INEI- y por la CEPAL, denominado “pobreza monetaria”. Bajo este concepto, una persona es clasificada como pobre cuando el ingreso por habitante de su hogar es inferior al valor de la “línea de la pobreza” o monto mínimo necesario que le permitiría satisfacer sus necesidades esenciales. Las líneas de pobreza se determinan a partir de una canasta de bienes y servicios básicos. En términos simples, si una persona puede comprar esa canasta mínima es considerada no pobre, mientras que si su capacidad de gasto es menor al costo de esa canasta es considerada pobre.
Para la pobreza extrema o indigencia se estima el costo de una canasta básica de alimentos, que abarca los bienes necesarios para cubrir las necesidades nutricionales de la población, tomando en cuenta los hábitos de consumo y la disponibilidad de alimentos y precios. De este modo se llega a la línea de la pobreza extrema. A este valor se le agrega el monto requerido por los hogares para satisfacer las necesidades básicas no alimentarias, con lo cual se calcula el valor total de la línea de la pobreza.
El método descrito es el más utilizado para los estudios sobre la pobreza. Si en el Perú existen 31.3% de pobres y somos aproximadamente 29 millones de habitantes, esto significa que hay más de 9 millones de peruanos pobres, de los cuales casi tres millones son pobres extremos. Se trata de cifras altas a pesar del crecimiento económico de la década anterior. A esto hay que sumarle los problemas de desigualdad y sensación de un Estado ineficiente en la provisión de servicios sociales básicos. Las disparidades regionales son bien marcadas: mientras la pobreza en la costa es de 17.7%, la de la sierra es de 49.1% y la de la selva, de 37.3%. Los departamentos con mayor porcentaje de pobres son Huancavelica, Apurímac, Huánuco, Puno y Ayacucho, mientras que los menos pobres se encuentran en la costa.
El indicador de pobreza, con sus defectos, es solo un indicador del bienestar. Existen muchos más, entre ellos el nivel de desigualdad, las tasas de mortalidad infantil, la tasa de alfabetización, entre otros que, combinados, brindan una mejor ‘fotografía’ de la situación social.
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