El ritual del brindis evoluciona: nuevas copas para nuevas formas de beber
Los estudios más recientes confirman que las bebidas sin alcohol no vienen a reemplazar al vino ni a los destilados tradicionales, mas bien amplían las ocasiones de consumo, atraen nuevos públicos y mantienen vivo el ritual del brindis, ahora con más diversidad en la copa.
El ritual se transforma, pero no desaparece
Durante décadas asumimos que el rito del brindis venía necesariamente acompañado de una copa con alcohol. La gastronomía, las celebraciones y hasta la manera en que socializamos parecían estructurarse alrededor de esa norma. Pero los hábitos cambian, las expectativas cambian y, sobre todo, las motivaciones detrás de cada sorbo también.
Los estudios más recientes del mercado global, entre ellos los reportes de IWSR, NielsenIQ y Sustainalytics, anotan un fenómeno claro: el segmento “no/low alcohol” crece más rápido que cualquier otra categoría de bebidas. No porque la gente quiera dejar de beber alcohol para siempre, sino porque quiere más opciones según el momento, el ánimo, la circunstancia o simplemente la hora del día.
Y lo interesante es que la data coincide en algo clave: las bebidas sin alcohol no erosionan el mercado tradicional, lo expanden. Las personas que las consumen no abandonan el vino, la cerveza artesanal o los destilados; más bien alternan, equilibran, eligen. Se abre un nuevo repertorio de momentos de consumo donde antes solo había agua, gaseosas o café. La familiaridad sensorial, el ritual social y el acto de “tener algo en la copa” se mantienen intactos.
En otras palabras: el ritual no pierde fuerza. Solo encuentra nuevas formas de expresarse.
Qué impulsa esta nueva manera de beber
Los estudios de tendencias muestran que detrás de esta transición hay motivaciones muy humanas:
Salud y bienestar.
Consumidores que quieren dormir mejor, rendir mejor al día siguiente, evitar resacas o reducir el consumo sin renunciar al placer.
Pertenencia social.
Embarazo, medicación, manejo, entrenamientos, etapas de vida. Antes, estos contextos implicaban renunciar al brindis. Ahora ya no.
Nuevas generaciones.
Gen Z y millennials beben menos alcohol per cápita y valoran la experiencia más que el grado. Mocktails, bebidas funcionales y opciones 0,0 se han vuelto parte de su lenguaje cotidiano.
Más control, menos presión.
La moderación ya no se vive como restricción, sino como libertad de elección.
Y esa palabra “libertad” comienza a marcar una diferencia clave.
Libertá: el brindis también puede ser libre
En este nuevo mapa de posibilidades aparece Libertá, la propuesta de Ricardo Morán y Tina Noriega que empieza a abrirse camino en el universo local de las bebidas sin alcohol. Pero lo que distingue a Libertá no es solo que ofrezca un portafolio “0,0”. Lo que realmente la define es su filosofía: no vienen a reemplazar el alcohol, vienen a ampliar la libertad de elegir.
Libertá parte de una premisa muy simple: no todas las ocasiones requieren alcohol, pero sí todas merecen una bebida adulta, rica y social. Su intención no es imitar un destilado tradicional al milímetro ni convencer a nadie de abandonar su copa de vino; su intención es que cada persona pueda participar del ritual del brindis en sus propios términos.
Hay días para un vino de cosecha; días para una copa sin alcohol; días para alternar. La vida real funciona así. Y Libertá pone en palabras, y en botella, esa nueva naturalidad: “El brindis también puede ser libre.”
Hace unos días conversé con Ricardo y Tina en Spritz Room sobre qué significa construir una marca de bebidas sin alcohol en un país donde el ritual de la copa tiene tanto peso cultural. Fue una charla honesta, divertida y llena de visión.
Aquí les dejo la entrevista completa:
Y al final, ¿qué cambia en la copa?
El vino, los espumantes y los destilados seguirán teniendo un lugar privilegiado en nuestras celebraciones, en la alta gastronomía y en esos momentos en los que queremos honrar el ritual clásico. Pero ahora conviven con otras opciones que permiten flexibilidad, bienestar y libertad.
Las bebidas sin alcohol no vienen a quitarle protagonismo al vino. Vienen a ampliar el escenario.
Hoy el ritual del brindis evoluciona. Y quizá la pregunta ya no sea “¿con o sin alcohol?”, sino:
¿qué quiero que signifique esta copa hoy?
Porque al final, eso es lo que importa: la intención, la compañía y el momento.
Y si hay algo que este nuevo capítulo nos recuerda, es que el ritual permanece. Lo que cambia, por suerte, son las posibilidades. Salud!

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