MUGE en Perú: carne premium con trazabilidad y carácter
Hay cortes que no se improvisan. Y hay países que ya no se conforman. El Perú, que alguna vez celebró la carne por cantidad, hoy la exige por calidad. En ese tránsito entre la parrilla como ritual y la carne como insumo estratégico, aparece MUGE.
Raúl Cárdenas, CEO de Vittory Meats, lo resume mejor: “Detrás de un gran corte hay un trabajo hacia atrás increíble”. Y ese trabajo incluye trazabilidad, alianzas con criadores, respeto ambiental y una visión que no se vende por raza ni por certificación, aunque las tenga. Se vende por proceso. Por consistencia. Por saber que lo que llega al plato no es casualidad, sino consecuencia.
La gastronomía peruana, que aprendió a elevarse desde el insumo, encuentra aquí un espejo. Porque si algo define nuestra cocina es su capacidad de convertir materia prima en discurso. Y MUGE, con su obsesión por el detalle, entra como aliado natural. No como carne de lujo, sino como carne que entiende el rigor técnico de una cocina que ya no perdona.
En este espacio, hacemos la pausa necesaria: sí, hablamos de carne. Porque si hay un matrimonio que se repite en la mesa peruana —y en este blog— es el del vino tinto con la carne de res. No como cliché, sino como exigencia. Tanino firme, acidez viva, crianza estratégica. La carne exige estructura, y el vino responde con carácter.
Raúl lo descubrió en sus visitas a frigoríficos argentinos, donde conoció a Diego Castelucci, fundador de MUGE. “Me impresionó su visión: siempre apuntan a la calidad total y a las nuevas tendencias del mercado”, recuerda. Esa visión es la que hoy permite que MUGE forme parte del portafolio de Vittory Meats, con presencia tanto en el segmento A como en el B aspiracional. “Rompimos la barrera del precio”, afirma Raúl. Y eso, en el negocio de la carne, es casi revolucionario.
Los cortes recomendados para parrilla peruana incluyen brochetas de corazón de cuadril, marucha, picaña y colita de cuadril. Para cenas íntimas, entraña fina y bife ancho, con buena infiltración de grasa, ideales para tintos de cuerpo. “Todos los cortes van con vino tinto. Son el matrimonio perfecto”, afirma Raúl.
La trazabilidad y la baja huella de carbono también forman parte del ADN de MUGE. Se comunican desde las buenas prácticas ganaderas, el respeto ambiental y el control de cada etapa. Pero sin perder de vista lo esencial: el sabor. Porque aquí, el compromiso no compite con el goce: lo potencia.
Raúl lo tiene claro: “El peruano siempre fue parrillero, pero sin cultura de consumo. Hoy estamos aprendiendo y nos hemos vuelto muy exigentes. En varios restaurantes peruanos se come mejor parrilla que en países ganaderos”. Y eso, para él, es motivo de orgullo. Para nosotros, motivo de análisis.
MUGE llega al Perú como consecuencia de una cocina que exige insumos con trazabilidad. De un comensal que ya no se conforma con cortes genéricos. De un mercado donde el vino y la carne deben dialogar desde el proceso y no sólo desde el plato.
Vittory Meats apuesta por esa coherencia. Y si dentro de cinco años, un comensal reconoce un corte por su textura, por su origen y por su capacidad de maridar con carácter, entonces esta alianza habrá cumplido su propósito.
Y el vino, como siempre, está invitado a la conversación. La carne, esta vez, también tiene algo que decir. Salud.

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