Martinez x Firenze: El pacto del detalle
Cuando la elegancia se sirve en copa y se cose a medida
En Lima, donde el buen gusto se camufla en toldos beige, como si la elegancia fuera algo que hay que pedir con cita previa, hay lugares que no se resignan. Sastrería Martinez es uno de ellos. Un speakeasy que empezó como secreto a voces y terminó como altar para quienes entienden que el estilo no hace ruido. Se deja notar.
Y ahora, ese gesto silencioso se convierte en declaración. El pasado lunes 25 de agosto, Sastrería Firenze — que no vende ropa, sino carácter— inauguró su cuarto atelier en Miraflores, dentro del bar más reservado de la avenida La Mar. La fachada, que antes era guiño, ahora es promesa: detrás del vidrio, hay tela. Y detrás de la tela, hay historia.
De fachada a manifiesto
La alianza entre Firenze y Martinez no es una colaboración. Es un pacto. Como esos que se sellan con whisky y mirada firme. Lo que antes era un bar disfrazado de sastrería, ahora es una sastrería que también sabe preparar un negroni como Dios manda.
Sergio Hoyos, Carolina Campomanes, Jorge Bravo y Diego Macedo
Adentro, el ritual es otro. Se diseña en italiano, se mide en centímetros, se elige entre paños y telas que no se arrugan ni en la memoria. Hay trajes clásicos, camisas con puños que parecen firmar tratados, chaquetas sport para el que quiere parecer relajado sin perder el respeto. Cada prenda se confecciona como si el cliente fuera a declarar ante el Senado, aunque solo vaya a almorzar.
Moda y mixología: el matrimonio improbable
La inauguración reunió a influencers, diseñadores, periodistas y curiosos con buen gusto. Yo estuve ahí. Y puedo decir que esa noche los paños hablaron, los negronis escucharon, y la elegancia se sintió como un idioma que todos entendían sin haberlo estudiado.
Firenze pone el corte. Martinez pone el contexto. Juntos, diseñan una experiencia que empieza en el espejo y termina en la copa. Porque sí: mientras se ajusta una solapa, se conversa sobre cine iraní, y mientras se escoge el forro de un saco, se sirve un trago que no necesita presentación.
Hay lugares donde todo está pensado. Donde el saludo no es protocolo, sino estilo. Donde la música no interrumpe: acompaña. Sastrería Martinez es uno de esos espacios. Y ahora, con Firenze en la ecuación, el compromiso con el detalle se extiende desde el botón de nácar hasta el hielo en el vaso. Salud.

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