Ruca Malen: cuando el vino cuenta historias que emocionan
En un mundo donde el vino compite por puntajes y medallas, Ruca Malen elige otro camino: el de las historias. Esta bodega mendocina, ubicada en Agrelo, Luján de Cuyo, no solo produce vinos de alta gama con precisión técnica y respeto por el terroir, sino que ha construido una narrativa emocional que conecta profundamente con quienes los disfrutan
Desde su fundación en 1998, Ruca Malen ha sido reconocida por su enfoque artesanal, su compromiso con la sostenibilidad y su capacidad para innovar sin perder autenticidad. Hoy, bajo la dirección de la joven enóloga Agustina Hanna, la bodega presenta su portafolio como si fuera una novela: dividido en capítulos, cada línea de vinos representa una etapa del viaje sensorial y emocional que propone la marca.
Capítulo Uno: la fruta te busca
Es la puerta de entrada al mundo del vino. Sin crianza en barricas, estos vinos destacan por su intensidad frutal y transparencia varietal. Son ideales para quienes están comenzando a escribir su propia historia vinícola.
Capítulo Dos: diversidad con carácter
Aquí se combinan distintos terruños y técnicas para lograr vinos versátiles, con texturas y energía renovada. Cada etiqueta tiene una personalidad única, pensada para distintos momentos y gustos.
Capítulo Tres: la maestría como estilo
La experiencia y el conocimiento se traducen en vinos complejos, elaborados con técnicas específicas para cada variedad y región. Son botellas que esconden misterios por descubrir.
Capítulo Cuatro: el ícono emocional
La más reciente incorporación al portafolio, este vino representa lo más sublime de cada vendimia. Es una selección limitada que resume la pasión y el trabajo del equipo enológico, y que busca emocionar desde el primer sorbo.
Más allá de la calidad técnica, que ha sido reconocida con medallas de oro en concursos internacionales y altas puntuaciones por críticos como James Suckling y Robert Parker, lo que distingue a Ruca Malen es su capacidad de crear vínculos emocionales. Cada botella invita al consumidor a descubrir, explorar y conectar con su propia historia.
Como dice Agustina Hanna: “El vino está hecho de personas, de momentos, de emociones. Y eso es lo que queremos transmitir en cada etiqueta.”
Gracias a Kahan Licores, socio estratégico de la bodega en Perú, hoy es posible descubrir cada uno de estos capítulos en Lima y crear nuestras propias historias a través de diferentes momentos de la vida. Porque el vino, cuando está bien contado, se bebe y se siente. Salud.

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