La copa sí importa
¿Si alguna vez han sentido que un mismo vino sabe distinto dependiendo de la copa en la que lo sirven? No es casualidad, es ciencia. El vino no solo se bebe, se experimenta, y cada detalle de la copa en la que lo disfrutamos puede potenciar o limitar su expresión.
Tuve la suerte de participar en una cata de copas, organizada por Riedel y la Escuela Argentina de Sommeliers. Una experiencia reveladora, que me demostró que el diseño del cristal es mucho más que una cuestión estética. Es ingeniería, precisión y arte, todo en función de sacar lo mejor de cada bebida.
Desde la textura del vino en boca hasta la forma en que los aromas envuelven el sentido del olfato, cada elemento de la copa incide en la percepción sensorial. Y sí, después de esta cata, no volveré a ver una copa de vino de la misma manera.
La ingeniería detrás de la copa perfecta
En esta cata, dirigida por el mismo Christian Valldejuli de Riedel descubrí que el diseño de una copa no es un simple capricho estético; cada curva, altura y apertura están calculadas con precisión para potenciar el sabor y aroma del vino.
Forma y tamaño: Determinan cómo el líquido fluye en la boca y cómo se liberan los aromas.
Curvatura y apertura: Dirigen el aroma hacia la nariz, influenciando la percepción sensorial.
Material: El cristal fino mejora la pureza del sabor, evitando interferencias del recipiente y también ayuda a que el vino no varíe de temperatura drásticamente.
Riedel Veloce: la revolución del cristal en la degustación
Riedel lleva la cristalería a otro nivel con su serie Veloce, una línea diseñada para potenciar las características de cada variedad de uva. En la cata, probé cuatro de sus modelos y la diferencia fue increíble:
Sauvignon Blanc (Riedel Veloce Sauvignon Blanc) – Diseñada para preservar la vibrante acidez del Sauvignon Blanc, su forma realza las notas herbales y tropicales, ofreciendo una sensación de frescura excepcional.
Chardonnay (Riedel Veloce Chardonnay) – Su cáliz más pequeño y con apertura controlada mantuvo la frescura del vino blanco, destacando sus matices cítricos y minerales con una precisión sorprendente.
Pinot Noir (Riedel Veloce Pinot Noir) – Más ancha y redondeada, esta copa permitió que los aromas florales y especiados del Pinot Noir se desplegaran con intensidad, ofreciendo una experiencia aromática mucho más expresiva.
Cabernet Sauvignon (Riedel Veloce Cabernet Sauvignon) – Su cáliz alto y ligeramente estrecho suaviza los taninos y resalta los aromas frutales, haciendo que el vino se sienta más estructurado y elegante.
Después de esta cata, confirmé que elegir la copa correcta no es un lujo, sino una necesidad para quienes buscan disfrutar el vino en toda su expresión. Lo que entra por la vista, lo que llega al olfato y lo que acaricia la boca, también depende del cristal que lo sostiene. Salud!

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