El impacto del comercio internacional en las industrias brasileñas
La economía de Brasil es muy cerrada, y el gobierno está intentando abrir más el país al comercio internacional.
En la actualidad, los flujos comerciales de Brasil —exportaciones más importaciones— promedian un mínimo de 25% del PIB nacional, lo que significa que es uno de los países menos abiertos del G-20.
Como lo muestra este gráfico de la semana, tomado de un capítulo de Goéset al. en nuestra obra Brazil: Boom, Bust, and the Road to Recovery, usamos un mapa de tensión financiera para dividir el país en 558 grupos regionales e ilustrar dónde están concentradas las industrias más protegidas y el grado de protección frente al comercio internacional en el país.
La protección frente al comercio internacional, tal como la adopción de aranceles, ayuda a los países a desalentar la competencia externa y hacer que los bienes nacionales sean más atractivos para los consumidores internos.
Como lo muestra el mapa de tensión financiera, más de 80% de los grupos regionales exhiben cierto tipo de protección, medida en función del arancel promedio efectivo de 12% o menos, en tanto que otros muestran un nivel de protección más alto, de 20% o más.
Apertura
La falta de apertura al comercio internacional es significativa porque el crecimiento se ha estancado en Brasil en los últimos años y la liberalización comercial —la apertura al comercio con otros países— será crítica para revitalizarlo.
De hecho, tras una larga pausa, el gobierno ha adoptado la liberalización del comercio exterior como un objetivo fundamental. Por añadidura, Brasil ha solicitado el ingreso a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos.
Ganadores y perdedores
En términos globales, la liberalización del comercio exterior tendrá un impacto económico positivo en Brasil, aunque es probable que algunas regiones salgan perdiendo.
Eso ocurre porque la liberalización del comercio afecta a diferentes regiones de un país de diferente manera. El impacto económico depende de dónde está localizada cada industria.
Por ejemplo, si una región alberga una industria que goza de una ventaja competitiva internacional en la producción de bienes agrícolas, como el café, se beneficiará de un comercio más activo con otros países. Pero una región que se beneficia de una industria protegida, como la automotriz y la textil, probablemente sufra más en una economía abierta cuando lleguen al mercado bienes a precios de competencia.
Adaptarse a la apertura
Las leyes laborales brasileñas les ponen obstáculos a los trabajadores a la hora de cambiar de empleo. Como la movilidad laboral es limitada y los sectores protegidos están concentrados en determinadas regiones, las autoridades deben tener en cuenta estos efectos desiguales y elaborar medidas apropiadas.
Las políticas laborales activas que identifican las regiones que se verán más afectadas por la apertura comercial y los correspondientes shocks regionales pueden ayudar a las industrias a adaptarse mejor. Estas políticas también deben proporcionar más capacitación que ayude a los trabajadores a conseguir empleo en las industrias donde hay mayor competencia.
Si bien la apertura al comercio internacional es crítica para mejorar el crecimiento, también producirá ganadores y perdedores a nivel local. Es importante que Brasil cuente con las políticas económicas y laborales adecuadas, así como con instituciones apropiadas, para poder lidiar con estos shocks.