El problema de la deuda en China: ¿Puede ayudar la capitalización de deuda?
Por James Daniel, José Garrido y Marina Moretti
(Versión en English)
El problema del elevado y creciente volumen de deuda empresarial en China y la mejor manera de resolverlo son temas que han recibido mucha atención últimamente. De hecho, la deuda empresarial en China ha aumentado a aproximadamente 160% del PIB, un nivel comparativamente muy alto, especialmente frente a los países en desarrollo.
En la edición de abril de 2016, el Informe sobre la estabilidad financiera mundial (informe GFSR, por sus siglas en inglés) del FMI examinó esta cuestión desde el punto de vista de los bancos comerciales y las vulnerabilidades resultantes. El análisis sugiere que la proporción de préstamos de bancos comerciales a empresas que podrían peligrar se encuentra en rápido aumento y que, aunque actualmente es manejable, representa un tema que debe abordarse con urgencia para evitar problemas graves. De hecho, encontrarle solución es algo importante para la transición económica de China y, dados el tamaño y la creciente integración internacional del país, para la economía mundial en general.
Es alentador constatar que las autoridades han anunciado que se están centrando en los problemas del excesivo nivel de deuda empresarial y la carga que representa para los bancos y, de hecho, para la totalidad de la economía. En los medios de comunicación se mencionan dos técnicas específicas que se aplicarían a los préstamos en mora: 1) convertirlos en acciones y 2) titulizarlos (es decir, reempaquetarlos en títulos negociables) y venderlos.
La experiencia internacional del personal técnico del FMI puede brindar algunas lecciones útiles al respecto. Este blog, y la nota técnica en la que se basa, resume nuestras conclusiones.
La principal es que estas técnicas pueden contribuir a abordar estos problemas y han sido provechosas en otros países, pero no constituyen soluciones integrales en sí mismas. Si no están concebidas cuidadosamente y si no forman parte de un marco global sólido, pueden agravar el problema, por ejemplo al mantener en funcionamiento empresas “zombi” (es decir, empresas no viables que continúan operando). Además, es poco común que los bancos tengan la experiencia necesaria para gestionar o reestructurar una empresa, y la capitalización de la deuda puede dar lugar a conflictos de interés, ya que los bancos están tratando con una parte conexa.
Por lo tanto, es fundamental que el programa esté correctamente concebido:
- La capitalización de deuda debería ocurrir únicamente si la empresa es viable en el contexto de un plan de reestructuración operacional (que puede incluir un cambio del equipo directivo), el valor es razonable, y los bancos retienen la participación en el capital únicamente durante un período limitado.
- La titulización de préstamos en mora debe abarcar un fondo diversificado de créditos y los bancos deben conservar un interés financiero residual, al amparo de un marco jurídico y operativo que les permita a los propietarios de los activos dudosos forzar la reestructuración operacional de las empresas y obtener el valor máximo de sus tenencias.
Asimismo, para que estas técnicas ayuden a resolver el problema sistémico del excesivo nivel de deuda empresarial y los préstamos bancarios deteriorados a nivel más general, deben formar parte de un plan sistémico integral. Además de abordar las consecuencias sociales (especialmente, el apoyo que necesitan los trabajadores despedidos), ese plan debería lograr lo siguiente:
- Evaluar la viabilidad de las empresas en dificultades, reestructurar las viables y liquidar las demás.
- Exigir a los bancos que se anticipen a reconocer y reestructurar los préstamos en mora.
- Distribuir la carga entre bancos, empresas, inversionistas institucionales y el gobierno.
- Afianzar el marco que rige la reestructuración de empresas, incluida la ley de insolvencia.
- Crear mercados de deuda de cobro dudoso.
Ese plan integral permitiría destinar los recursos —mano de obra, capital y crédito— a usos más productivos y de esa manera respaldar, junto con una combinación adecuada de políticas macroeconómicas y reformas estructurales, el reequilibramiento de la economía china en general hacia un modelo de crecimiento más sostenible.