La fuerza laboral de Estados Unidos: ¿Dónde se han ido los trabajadores?
Algo anda mal. Con la recuperación económica de Estados Unidos, las contrataciones aumentan y la gente se anima a buscar empleo nuevamente. Sin embargo, la proporción de la población adulta que tiene empleo o lo busca, lo que se denomina la tasa de participación en la fuerza laboral, ha disminuido, y se sitúa en 62,9% en julio de 2014 (gráfico1).
Esto representa un descenso de 3 puntos porcentuales desde la Gran Recesión, y la tasa más baja desde 1978. Lo más destacable es que la mitad de los aumentos en las tasas de participación que se registraron entre 1960 y el año 2000, producto de cambios sociales radicales como el auge de la natalidad en la posguerra y el ingreso de las mujeres a la fuerza laboral, se han revertido en los últimos seis años. La fuerza laboral de Estados Unidos ha perdido el equivalente a 7,5 millones de trabajadores.
Una cuestión crucial para la economía de Estados Unidos
La dinámica del mercado laboral de Estados Unidos es tal vez el problema más crucial, e incierto, en la economía hoy en día. Es importante por dos razones fundamentales. En primer lugar, el tamaño futuro de la fuerza laboral será determinante para el ritmo del crecimiento económico de Estados Unidos en el mediano plazo. En segundo lugar, el grado de reversibilidad de los descensos recientes en las tasas de participación será el factor decisivo para la inflación de salarios y precios y, por ende, para determinar el momento y la frecuencia de los aumentos de las tasas de interés que efectúe la Reserva Federal.
La época de oro del mercado laboral y su posterior descenso
Aun antes de la Gran Recesión, la participación en la fuerza laboral había registrado descensos. Durante la “época de oro”, de 1960 a 1990, las tasas de participación aumentaron del 60% al 66%. Esto fue consecuencia de la llegada a la edad adulta de la generación resultante del auge de natalidad en la posguerra y del aumento de la representación de la mujer en la fuerza laboral. Pero este impulso en la importancia de la fuerza laboral comenzó a disminuir en los años noventa, cuando la generación de posguerra comenzó a jubilarse y las tasas de participación de la mujer disminuyeron. De hecho, desde el estallido de la burbuja informática y la recesión de 2001, la tasa de participación ha sufrido un descenso continuo.
Hay una serie de factores que explican esta disminución. Una parte importante de esta tendencia se debe a cambios estructurales, principalmente vinculados al envejecimiento de la población. No obstante, en particular después de la Gran Recesión, también influyeron fuertemente factores cíclicos, como la disponibilidad de empleos y la dinámica de los salarios.
En nuestro estudio reciente, señalábamos que el envejecimiento es causa de cerca del 50% del descenso de la participación después de la Gran Recesión, en tanto que las causas cíclicas representan un 30% o 40%.
El resto de este descenso registrado después del año 2007 es consecuencia de otros factores, por ejemplo, el importante descenso en la participación de los jóvenes. La mayoría de esto no se debe, como se ha especulado, al aumento de la asistencia a las universidades, sino a la disminución del número de estudiantes que trabajan además de estudiar. El aumento de las solicitudes de seguro por discapacidad también ha tenido un papel importante. Las tendencias demográficas implican que más gente que antes está en el grupo de la población con más de 50 años de edad, donde la incidencia del seguro de discapacidad es mayor. Además, se registró un aumento notable de solicitudes después de la Gran Recesión. Es importante destacar que aquellas personas a las que finalmente se les negaron los beneficios, dejaron la fuerza laboral mientras sus solicitudes estaban todavía en trámite.
Reversión temporal del descenso
Sobre la base de los datos a nivel de los estados, nuestro análisis sugiere que hasta un tercio del descenso de las tasas de participación posterior a 2007 es reversible. En los próximos años esto debería significar una recuperación temporal de la participación, con aproximadamente 2 millones de trabajadores volviendo al mercado laboral a medida que mejoren las ofertas de empleo. No obstante, para el 2017, las fuerzas subyacentes, como el envejecimiento de la población, harán que las tasas de participación comiencen a disminuir nuevamente y contrarrestarán con creces la recuperación cíclica.
Fomentar la tasa de participación de forma sostenida
A pesar de la recuperación que se ha registrado hasta el momento, el mercado laboral estadounidense está lejos de su nivel normal. Las cifras de personas desempleadas por tiempo prolongado siguen siendo más altas que en cualquier otro punto máximo registrado desde la Segunda Guerra Mundial (gráfico 2).
Además, una significativa “brecha de participación” —la diferencia entre la tendencia de la tasa de participación y la tasa de participación real— ha creado otras formas de capacidad ociosa del mercado laboral, que surge cuando el número de trabajadores potenciales supera el número de empleos (gráfico 3).
Por consiguiente, en los próximos años las políticas deberían concentrarse en maximizar el potencial del mercado laboral estadounidense. Aunque no es posible revertir los factores demográficos, se pueden hacer avances.
Primero, las políticas macroeconómicas que fomenten la recuperación del crecimiento del país ayudarán a fortalecer el mercado laboral, aumentar los salarios y traer a las personas nuevamente a la fuerza laboral.
Las medidas relacionadas con la oferta de mano de obra podrían ser beneficiosas y reportar beneficios en el largo plazo al impulsar el crecimiento potencial. Algunas de las medidas más importantes son el mejoramiento de los programas de asistencia para la capacitación y la búsqueda de empleo, de forma de aumentar el capital humano y la productividad. Mejorar los beneficios familiares, como el cuidado de niños a un costo razonable, permitiría que ambos padres sigan trabajando, ayudando así a revertir la tendencia al descenso de las tasas de participación de las mujeres en la fuerza laboral. Finalmente, la reforma inmigratoria debería ser parte de la solución. Estados Unidos podría ofrecer oportunidades de obtener visas a inmigrantes altamente calificados para reforzar la fuerza laboral envejecida. Esto no solo ayudaría a mejorar el tamaño y la productividad de la fuerza laboral sino que probablemente también mejoraría la posición fiscal del gobierno.