Cultura y Educación Financiera
Creada en función al entorno en el que una persona se desarrolla, desde su nivel socio económico, forma de actuar, pensar e incluso sus experiencias financieras, la cultura financiera siempre será asumida y ejecutada de manera personalizada e individual. Sin embargo para comprenderla mejor debemos entender primero lo que es la Educación Financiera.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), ha definido a la educación financiera como “La combinación de conciencia, conocimiento, habilidad, actitud y comportamiento necesarios para tomar decisiones financieras robustas e informadas, para finalmente alcanzar un bienestar financiero individual”.
Esta definición habla de lograr un bienestar financiero individual, teniendo como principio que el individuo es la base para el desarrollo familiar y por ende de la sociedad. Para ello la Educación Financiera buscará concientizar sobre el buen uso de los recursos con los que cuentan cada persona.
En base a ello se deprende las finanzas personales, las cuales se desarrollan en función a cuánta educación financiera se ha recibido; es decir cuánto se conoce de cómo administrar los recursos con los que las personas cuentan día a día, semana a semana, mes a mes.
Cuántas veces hemos escuchado que de dos personas que perciben la misma remuneración a una nunca le alcanza el dinero mientras que la otra vive tranquila con lo que tiene. Este es un claro ejemplo que nos grafica sus hábitos, consumos y forma de vida, las cuales le hacen desarrollar a cada persona su propia Cultura Financiera.
¿En el Perú se imparte educación financiera?, para quienes superamos los veinte años la respuesta lamentablemente es NO. Hace pocos años y aún en muy pocos ámbitos se ha volcado la mirada a este tema y se ha iniciado capacitaciones en educación financiera impulsadas en la mayor parte por la iniciativa y proyectos del sector privado que las enfocan direccionan con mayor énfasis a niños y jóvenes, sin embargo aún insuficientes para el universo de nuestra población. Probablemente esto se deba a que aún se tiene como concepto que las finanzas personales son eso, “personales” y nadie más que uno mismo para ser responsable, preocuparse y administrarlas; primer gran error, pues no se trata de cuestionar los gastos personales o realizar una auditoría, por el contrario, se trata de que se brinde información y enseñe la existencia de diferentes productos financieros que se encuentran al alcance de los usuarios, para que de manera independiente cada uno pueda tomar las mejores decisiones, ya que lo que es mejor para Carlos, no necesariamente es lo mejor para Juan.
En nuestro país una de las preocupaciones generalizadas siempre será poder hacer que los indicadores económicos del país puedan crecer, sean estables y se reflejen en una economía sólida que pueda atraer inversiones que fomenten el desarrollo, lo cual está perfecto; sin embargo también se deberían redoblar esfuerzos para que las personas puedan tener niveles adecuados de educación financiera, ya que las intervenciones que se tienen actualmente son insuficientes y se olvida que la economía de un país se basa en personas.
Entonces, la base para desarrollar una propia cultura financiera siempre partirá por tener claro los conceptos de ahorro, presupuesto y crédito en sus diferentes modalidades, así como conocer al sistema financiero y hoy con una variable muy importante a la cual no le damos la importancia necesaria “el ahorro previsional”. Una buena administración de las finanzas personales, no debe limitarse a manejar bien los ingresos, sino que también debe generar una estabilidad emocional y familiar la cual se refleja e influye directamente en el comportamiento personal y laboral.
Una cultura financiera adecuada nos permitirá descubrir formas efectivas para poder conseguir metas personales y familiares.