Inti, Bryan y doña Elvia
Inti Sotelo y Bryan Pintado merecen justicia y pronta sin duda, al igual que también la merecen Jorge Muñoz (muerto en el reciente paro agrario), Sandra Peña (muerta en Tomas Restobar), Leonidas Barrientos (taxista asesinado en Puno), Laura Panta (asesinada en Lima cuando inauguraba su cevichería), así como otros tantos cuyos casos reposan en manos de la justicia, esperando el resultado de una “exhaustiva investigación”, frase hoy tristemente célebre y a veces hasta odiada por trillada (como aquellas frases vinculadas: “soy el primer interesado en que esto se esclarezca”, “me someto a las investigaciones” o el ya muy famoso “yo no me corro”).
Sobre lo de Inti y Bryan solo una pequeña cuestión para intentar dimensionar el reclamo. No es tan sencillo establecer -con un mínimo de probabilidad y seguridad legal- una responsabilidad en autoría o complicidad en un plazo de veintitrés días. Tengamos en cuenta todas las diligencias (pruebas) que deben recibirse, manifestaciones (declaraciones, por ejemplo). Hacer algo apurado solo para calmar los reclamos nos puede llevar a errores. Una investigación que empieza mal, casi con seguridad, acabará mal. Aun así, no es alejada de la realidad la preocupación de las personas respecto a posibles demoras en el caso en cuestión (ojalá fuera así el interés en todos los otros casos referidos líneas arriba).
Es un hecho concreto que la demora en nuestro sistema de justicia constituye un gran problema. Dar más datos podría ser ocioso. Aun así, yendo a asuntos menos importantes que aquellos casos vinculados a muertes, tenemos que un juez que debería ocupar 48 horas (por mandato de la Ley Orgánica del Poder Judicial) en calificar una demanda por ejemplo de desalojo, llega en promedio a demorar hasta 30 días, de acuerdo a un informe ejecutado por el Grupo Gaceta Jurídica en el año 2015. Esto quiere que un juez promedio demora 15 veces más del tiempo estipulado por ley. Los números no mienten, son fríos a diferencia de las personas.
Son muchos los factores que llevan a la demora de la justicia (por ejemplo, sobre carga procesal) mas no voy a ocuparme en este artículo de ese tema porque eso merecería otro tipo de análisis. Solo diré que, el excesivo tiempo en la tramitación de los casos judiciales, genera un incentivo perfecto para el soborno. “Claro pues hermanito, si quieres que la máquina funcione, solo tienes que aceitarla”. Por eso no me canso de decir: la corrupción nunca es el problema, es solo su principal síntoma.
En todo este embrollo judicial que muestra un lastre ya con varias décadas de vida, entra la reciente elección de doña Elvia Barrios como nueva Presidenta del Poder Judicial. Ojo que se entienda bien, el Poder Judicial no es el único responsable institucional de esta demora (también están la Fiscalía, la Policía, los abogados, etc.). No obstante, a ella, a doña Elvia Barrios, me gustaría decirle unas pequeñas palabritas con riesgo de que nunca me escuche o me lea:
Doctora Barrios, le pido que aproveche la oportunidad de la esperanza depositada en Usted. No ocupe su tiempo en brillar para la tribuna, es ingrata y no le dará la posteridad. Le pido no conforme otra comisión más de notables (porque los notables dejan de serlo cuando el respetable lo quiere), le pido que tampoco declare -otra vez más- el sistema en emergencia porque de eso ya tenemos mucho y sin resultados. Menos piense en el ISO anticorrupción porque no necesitamos medallitas ni banderitas, necesitamos soluciones eficaces.
Doctora Barrios, le ruego encarecidamente que mire “fuera de la caja” y aquí le suelto una pequeña idea, pregúntese ¿por qué demoran tanto los casos? ¿cuál es el origen o el nudo? Seguro que no encontrará respuesta porque los abogados no sabemos nada de procesos, por eso busque, por ejemplo, a un ingeniero de procesos. Cabría preguntarse también, en el mismo sentido ¿por qué un juez procastina la calificación de una demanda y sucumbe en muchos casos a la flojera institucionalizada en la burocracia nacional? Vale acá el conocimiento de otros profesionales como los psicólogos, por ejemplo. Por más experiencia que tengamos los abogados (que sirve y mucho para dar luz), el zapatero debe de ocuparse de sus zapatos. Tengo la convicción de que muchos abogados juntos solo sirven para crear problemas y no tanto una solución (si no mire como está nuestro propio ¿colegio de abogados?). La reforma parte por tener una estrategia y no por soltar medidas que, a modo de parche, intenten mostrar que alguito se está haciendo.
En fin, doctora Barrios no tengo el gusto de conocerla (lo cual habla bien de Usted más allá de sus calidades reconocidas), aun así, pienso que tiene las condiciones para marcar un hito como lo tuvieron sus antecesores que poco o nada hicieron. Yo hoy le dirijo estas líneas en tiempo real y me arrogo la posición de aquellos que, como Inti, Bryan, Jorge, Sandra, Leonidas y Laura no pueden hacerlo.
Lima, 07 de diciembre de 2020
Eduardo Herrera Velarde.