Cómo contratar de manera transparente
Da igual si se trata de una empresa privada o de una entidad estatal. Si la contratación -de un bien o servicio- no fluye de su dinero, entonces el objetivo será hacerlo de la manera más transparente posible.
La primera interrogante que debe plantearse es si existe una necesidad real de contratación. La necesidad puede ser inmediata o mediata. Por eso es crucial medir la oportunidad. Podemos necesitar contratar a un orador motivacional, pero si no es prioritario, entonces la contratación empieza a mancharse.
Lo segundo es preguntarse si conocemos bien o no el mercado sobre el cual vamos a contratar. Por ejemplo, si se requiere contratar un abogado y conozco cómo se miden los precios, quienes son los actores relevantes, la contratación será mucho más fácil. El problema surge cuando no conozco el mercado y, por lo tanto, debo de buscar asesoramiento para tener mejores luces. Lo usual en este tipo de casos es hacer un estudio de mercado. Nada muy sofisticado necesariamente, lo vital es que sea útil para la decisión.
La situación se hace compleja si es que ya cuento “a bordo” con un servicio como el que quiero contratar. La idea no es ir haciendo procesos de contratación burocráticos para mostrar que cada vez que necesito un abogado inicio todo el trámite correspondiente (y soy más “transparente”). Por el contrario, simular procesos juega muy mal además de ser totalmente ineficiente. Por eso nunca llego a entender porque siempre -sobre todo en el Estado- se tiene que ir a justificar una contratación con un concurso. Si ya tengo un proveedor eficiente y de confianza ¿por qué tendría que aparentar algo? O Incluso ¿por qué tendría que prescindir de sus servicios solo para mostrar que actúo adecuadamente? La transparencia si bien requiere de los mayores controles posibles, debe ser lo más espontánea posible.
Un punto muy importante es el de los conflictos de interés, acaso el asunto neurálgico que demuestra como una persona puede estar, a la vez, en dos lados del mostrador. Cuestiónese continuamente si es que existe un conflicto de interés. De ser posible, solicite una visión independiente. Le pongo un ejemplo a continuación: necesito comprar fotocopiadoras y mi cuñado tiene una empresa que vende dicho bien; entonces me pregunto ¿es uno de los mejores proveedores del mercado? ¿lo estoy contratando porque es mi cuñado? ¿me ofrece condiciones ventajosas? Lo ideal es que, si se presenta esa situación, deba mejor de apartarse de la contratación.
La transparencia es siempre un salvavidas. Podrán existir, incluso, cuestionamientos acerca de algunos de los aspectos antes mencionados (oportunidad, monto, etcétera), pero si se hizo de manera escrutable, eliminando los conflictos de interés, con procesos abiertos y necesarios, con el mejor esfuerzo -y rigurosidad- posible para cuidar el dinero que no es mío, entonces estaremos camino a una buena gestión. Entonces, podrá dormir tranquilo y no pensar en buscar ayuda legal posterior.
Lima, 02 de junio de 2020
Eduardo Herrera Velarde.