COMPETITIVIDAD COMO SEA
La frase nos invita a pensar, casi de automático, hoy, en la carrera tecnológica para elevar la productividad. La capacidad de las empresas para producir más.
Disrupción tecnológica, liderazgo, reputación, son algunas palabritas, o palabrotas, constantemente utilizadas para intentar justificar lo que es obvio, la empresa debe de producir más.
No obstante, a raíz de lo que ya es evidente, es necesario insertar la palabra ética, pero esta se pierde como un adorno más. Esto da pie a que algunos intereses trasnochados pretendan sostener que el “modelo” está equivocado. El capitalismo, el libre mercado no funciona, dicen. La muestra salta a la vista y no solo en Latinoamérica.
Los que creemos en estos conceptos tenemos la responsabilidad de esta situación por dejarnos guiar por una competitividad “como sea”; aquella que olvida que la producción debe ser más y mejor a la vez. No es casualidad lo sucedido con la jovencita Greta Thunberg, tampoco que el Business Roundtable se haya percatado de que es necesario “re definir” el capitalismo. Algo no anda bien.
Falso. No hay nada que redefinir, Friedman no estaba equivocado. Las empresas deben seguir produciendo para sus dueños y generando más riqueza. La diferencia estriba en que nos hemos alejado -activa o pasivamente- del cómo. Simplemente es vital volver al origen. Producir con equilibrio teniendo en cuenta al otro, porque la ética nace -como dice Javier Darío Restrepo con ese “otro” que en el caso de la empresa puede tomar distintas formas (colaborador, proveedor, cliente, etc.).
En mi experiencia son pocos los directores -representantes del accionista, quien finalmente es el único a quien puede llamarse “empresario”- que están genuinamente comprometidos con este cómo. Usan el término liderazgo, por ejemplo, para lustrarse la chapa de jefe con poder y conseguir resultados a como dé lugar. En todas las charlas a las que he asistido, pocas veces he visto a un dueño, pocas veces se habla de esto, se soslaya. Quizá tengan un espacio separado o contraten a un gurú muy bueno y exclusivo para que les hable al oído. Los cursos al respecto (de management), seguramente tienen un pequeño acápite al respecto, pero nada más para cumplir la currícula y decir que hablan de ética, pero las muestras saltan a la vista una vez más. Estamos fallando, estrepitosamente. En lugar de capitalistas y defensores del libre mercado nos hemos convertido -a veces sin saberlo- en “mercas” sin contenido ni equilibrio, como sea.
Manejo del poder, trato equitativo, respeto (en todas sus acepciones), estrategia mirando al riesgo ético, etcétera, son algunos de los contenidos que debemos darle al retorno a la pureza de la productividad, de la competencia, de la generación íntegra de la riqueza para que no solo sean palabras. Aún estamos a tiempo.
Lima, 25 de septiembre de 2019
Eduardo Herrera Velarde.