EL COMPLIANCE NO EXISTE
Los grandes escándalos corporativos han demostrado que, si no existe un comportamiento ético en las personas, los esfuerzos de la empresa por tratar de protegerse serán infructuosos.
Ya existe, más o menos, algunos acuerdos de cómo se deben construir estructuras procedimentales al interior de las empresas, pero nunca, ni el mejor procedimiento, podrá contra la intención de actuar irregular o delictivamente.
Por eso el título de este artículo. Sin ética, el compliance no existe.
¿Qué es el compliance en realidad? No es otra cosa que el cumplimiento de la norma, el viejo cumplimiento de la norma. Y ojo no me refiero únicamente a la norma legal; puede ser la norma privada (reglas internas de una empresa) o normas personales (éticas, por ejemplo). Entonces la lógica es la siguiente: existe una norma, tú decides si la cumples o no; dependiendo de eso pueden presentarse -según sea- castigos o recompensas.
El reto radica entonces en lograr mejorar los niveles de cumplimiento y eso, me temo, no solamente se logra poniendo más procedimientos. Sin duda alguna este fenómeno, de acuerdo a mi experiencia, se da mediante una extraña mezcla de disuasión y concientización.
Disuasión porque si la persona confía en que, por ejemplo, no va a existir sanción si se “apropia de activos de la corporación” entonces va a tener menos disposición a cumplir la norma. Si eso es así, la norma no sirve para absolutamente nada y, créame, el fraude interno va a cundir en la organización.
Pero la cosa no queda ahí, la concientización es la otra pata sin la cual el modelo queda meramente punitivo. Si solo nos esforzamos en castigar, castigar y castigar implantaremos un sistema de miedo que puede ser perfectamente superado en cualquier momento eliminando la sanción.
Que la persona tome conciencia de la delgada línea que, a veces, separa un comportamiento correcto de uno que no lo es, resulta la mejor meta para un equipo de cumplimiento. Es ahí en donde se mezclan dos cosas que parecen imposibles de fundir: ética (parte blanda) y compliance (en su versión dura). Capacitaciones, sensibilizaciones, re construcciones de errores cometidos, investigaciones internas, monitoreos, etcétera, todo eso nos puede llevar a la adquisición de conciencia.
No descalifico en absoluto el compliance, eso sería una gran contradicción. Simplemente sostengo que, como todo en la vida, es importante buscar el equilibrio. Para ello la parte dura y procedimental debe estar fundida en roca mediante la ética, aquella que nos guía hacia dónde vamos y de dónde venimos. La empresa es solo un escenario más en ese camino.
Lima, 02 de julio de 2018