COMPLIANCE: LECCIONES DESDE LA POLÍTICA PARA EL EMPRESARIADO (PARTE II)
Como ya estamos a punto de salir de una época de celebración, valga el dicho cantinero que promete -muchas veces infructuosamente- “dos últimas más”.
Lo que viene sucediendo en el país a propósito de la inusual actividad política que, por estas alturas, generalmente manifiesta pasmosa tranquilidad, nos ha regalado dos lecciones más que, espero, sean útiles para que todos y particularmente los empresarios aprendamos.
Penúltima. Hacerse el loco no vale. Nuestro Presidente ha optado por la vieja fórmula de alegar falta de prolijidad (descuido) para intentar alejarse de cuestionamientos de su propia empresa. Hay por ahí en la casuística nacional un pronunciamiento a favor de considerar a la ceguera voluntaria como un elemento para decir que, cerrar los ojos, ante una situación sospechosa no es elemento suficiente para salir bien librado. Entonces viene la pregunta ¿sabe usted señor empresario lo que ocurre en su empresa? ¿sabe si alguien podría estar cometiendo, por ejemplo, actos de soborno con su patrocinio (con los fondos de su empresa)?
Toda esta onda del compliance no solamente está representada por el check list para saber si usted tiene las políticas y procedimientos comúnmente aceptados; no, eso no es todo. El compliance, la prevención tiene que buscar otorgar control al empresario, al director, al gerente, para poder sostener que hizo todo lo posible para evitar que los delitos se cometan con permisión (complicidad) de la estructura empresarial. Control razonable y diligente.
La última. Ya en el que, parece, el último acto de este desenlace, el Presidente ha decidido conceder un indulto humanitario a un ex Presidente. No tengo elementos para pronunciarme a favor o en contra porque había que analizar si existía la situación requerida (grave estado de salud). Si queremos creer que el procedimiento fue el correcto, el Presidente debería estar en opción de demostrar, abiertamente y con evidencia, los pasos requeridos que fundamentaron su decisión.
Muchas empresas me consultan sobre actos que ellos tienen que hacer producto de sus actividades (actos estratégicos como donaciones a instituciones públicos sin que esto suponga un soborno), actos que si no se hacen adecuadamente (transparentemente, con evidencia y sentido de riesgo penal) podrían significar, al menos, una buena investigación fiscal al parecer, sospechosos. Cobra ahí sentido ese viejo dicho que respalda mucho de la nueva visión de la prevención: hay que serlo y parecerlo.
Lima, 04 de enero de 2018
Eduardo Herrera Velarde.