Un regalo prenavideño: el ISO anticorrupción
Ya está próxima la celebración del día de la lucha contra la corrupción. Y como todo en la vida -en especial tratándose de celebraciones comerciales- no existen las casualidades. Es en esa coyuntura de festividad que acaba de ver la luz el denominado ISO 37001 o más comúnmente conocido como el ISO anticorrupción.
El ISO 37001 supone una certificación a la corporación (pública o privada) que supone tener antes de ello (antes de la certificación) un sistema de compliance penal con particular incidencia en el delito de corrupción; específicamente dirigido a la modalidad de “engrase” o “soborno”. Quedan de lado otras formas de corrupción tan o más nocivas que el mismo soborno.
El fin que persigue esta norma comercial es evitar que la entidad, desde luego mediante algunos de sus funcionarios o trabajadores que son los que le dan vida, soborne. En ese sentido, el objetivo está propuesto a implementar mecanismos que hagan cada vez más difícil el soborno. Y subrayo la palabra “difícil” porque al formar parte de una gran criminalidad, la corrupción se reinventa constantemente y se mejora a sí misma generándose un combate sin aparente fin. Entonces, como aún no podemos eliminar a la corrupción de la faz de la tierra, hay que hacérsela lo más difícil posible. Es en ese esfuerzo, indesmayable y terco, en el que debe enmarcarse la implementación de este ISO 37001.
La norma exige claramente un primer componente técnico que implica identificar las conductas de riesgo de concurrencia del soborno en la actividad de la entidad. Luego de ello, será necesaria la implementación de acciones para mitigar o eliminar –si es factible– ese riesgo. En suma, como lo dije líneas arriba, tener un sistema de compliance contra la corrupción, debidamente instalado y en funciones.
Pero quizá el plano más importante dentro de todo el desarrollo de la norma –y ciertamente aquello que le otorga sostenibilidad y sentido- sea el lado humano.
Es vital que exista un genuino compromiso “desde arriba” de la entidad de manera tal que no se instale un doble rasero que es muy común en muchas organizaciones: si estás arriba tienes ciertas “permisiones”, “potestades” y “privilegios”.
Lo segundo, en ese mismo plano, es la necesidad forzosa de vencer la flojera organizacional. ¿Cómo lograr que las personas que componen la entidad cumplan el sistema? Ahí está el reto.
En fin, aún hay mucho que escribir y describir sobre esta novísima norma ISO 37001. Seguramente será perfectible y criticable, pero sin duda es un excelente pretexto para empezar la lucha en serio. Y claro, por qué no, un perfecto regalo para su corporación en este próximo día de celebración.
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