¿Cómo detectar un acto de corrupción?
El reciente escándalo de las canastas navideñas en el Congreso me hizo volver a una cuestión recurrente que da el título a este artículo. Desde luego, no puedo sostener que en el caso mencionado hubo delito, pero sí cuando menos algunos elementos que confluyen en el gran concepto de corrupción: mal uso del poder y dispendio de recursos.
Esto, por cierto, y salvando las distancias, puede extenderse a cualquier entidad pública o privada (y puede estar sucediendo en este preciso momento sin que nos enteremos).
En todas las conferencias en las que me ha tocado participar siempre hablo de cuando menos tres elementos esenciales que debe de tener todo sistema serio de lucha contra la corrupción: prevención, organización y permanencia.
Para hablar de prevención es importante -en principio- saber dónde y cómo se pueden originar los actos de corrupción.
En las entidades públicas el asunto es más sencillo. Por ejemplo, en el caso de las contrataciones, cuando se “arman” los términos de referencia para favorecer a un postulante; la idea es implementar controles que disminuyan y/o eviten de raíz que esa posibilidad se produzca.
En las organizaciones privadas (empresas, por ejemplo) los casos son básicamente los mismos. Muestra de ello es cuando un mal empleado o ejecutivo se colude con un proveedor. Generalmente hay un vínculo previo. Hay que fomentar entonces la declaración de conflictos de interés, investigar a los proveedores (no solo formalmente), hacer seguimiento a la ejecución de los contratos, etcétera.
La organización es consustancial a la empresa privada, no tanto a otro tipo de entidades y ni qué decir a lo público. Debe existir un responsable, sí; pero no es el único que debe cargar como el “antipático” de la organización. La lucha contra la corrupción en la entidad debe ser trasversal y ejercida por todos.
Finalmente, la permanencia que suele ser el error más costoso de las organizaciones; las entidades no suelen ser persistentes. No realizar una labor constante en el tiempo puede generar problemas con consecuencias reputacionales y económicas. Aquí es donde se resume la actividad en una sola frase: actuar como un mecanismo de inteligencia (aprendiendo del Estado). Si la criminalidad se reinventa, la lucha contra la misma debe estar –siempre– un paso adelante.
Están todos los lectores cordialmente invitados a comentar este artículo en el foro. Y si desean tener una comunicación más personal y directa conmigo, pueden escribirme a mi correo electrónico: eherrera@escudoazul.pe