¿Cómo se resuelven los conflictos de interés en países desarrollados?
En la conferencia de prensa que brindó el presidente de Estados Unidos a propósito de la cumbre de APEC realizada en nuestro país, se formuló una pregunta puntual relacionada a los conflictos de interés, cómo evitarlos y la relación con las decisiones de gobierno.
La pregunta fue hipotética y, sin ser textual, fue formulada del modo siguiente al presidente norteamericano: ¿si usted tuviese empresas alrededor del mundo antes de asumir su mandato habría pensado en venderlas y colocar el dinero en fideicomisos? Barack Obama respondió sobre hechos concretos afirmando que él vendió aquellos bienes que pudieran generarle conflictos futuros en la libre decisión de gobierno, y fue un poco más allá incluso afirmando que no solo se preocupaban “por cumplir con la letra de la Ley, sino cumplir con el espíritu de la Ley”.
La acción concreta entonces estuvo dirigida a pedirle a un abogado de la Casa Blanca que les ayudase a implementar normas y reglas para estar “lejos de la línea”. Eso fue precisamente lo que le sugirió a su vez al presidente electo Donald Trump.
Lo primero que hay que anotar es la forma cómo tiene en claro el concepto de conflicto de interés el actual presidente norteamericano. Este es un ejemplo que toda persona –sea o no funcionario, público o privado– debería tener en mente, siempre.
En suma, según mi parecer, un conflicto de interés implica toda situación futura y previsible que pudiera determinar una contraposición entre los intereses individuales de una persona y los de la entidad para la que labora o pertenece. Al ser futuro y previsible, puede –y debe– declararse “antes de”.
Lo segundo, lo más destacable, es que el propio presidente –antes de la asunción como tal- individualizó esas situaciones, las hizo transparentes y tomó decisiones correspondientes (es decir, se hizo cargo).
Esta conducta me hace recordar al mito de Ulises y el canto de las sirenas. Como se recuerda, para evitar el encanto del sonido de las sirenas, Ulises ordenó a su tripulación que lo amarrase al mástil y además les indicó por ningún motivo lo desataran, incluso si él mismo les diera una orden en contrario. Ulises conocía que su condición humana podría hacerle sucumbir y por eso evitó cualquier tentación. Esa es precisamente la idea que está detrás de los conflictos de interés.
La prevención es un concepto anterior al hecho y es plenamente aplicable a muchas situaciones de la realidad. Prevención de desastres, prevención en salud, prevención de la corrupción. La evitación de los conflictos de interés supone un acto genuino de integridad es vital en este propósito. En nuestra coyuntura, donde mucho se descubre cuando ya es muy tarde, ser el primero en hacerlo implica eso mismo.
Están todos los lectores cordialmente invitados a comentar este artículo en el foro. Y si desean tener una comunicación más personal y directa conmigo, pueden escribirme a mi correo electrónico: eherrera@escudoazul.pe