La línea 2 del metro: Lo que se pudo evitar
Hace unos pocos días el nuevo contralor general de la República salió a detallar –en conferencia de prensa– los cinco puntos cuestionados en la ejecución de la línea 2 del Metro de Lima.
Es posible observar que los cinco cuestionamientos no están directamente relacionados a manejos de corrupción, aunque podrían serlo. Propiamente se trata de observaciones por ausencia de evidencia –sustento– en la toma de decisiones y en la ejecución de actos funcionales; y, al menos en uno de ellos, de clara negligencia. Todos a costo del Estado.
El contralor indica –en un primer cuestionamiento- que hubo “falta de valoración de las propuestas técnicas en las bases del concurso a fin de elegir la propuesta más conveniente”.
En esta observación la Contraloría no dice –al menos de una primera lectura– que no se eligió la propuesta más conveniente; lo que se investiga es que no hubo valoración de todas las propuestas presentadas y de ello se podría colegir que no hubo, valga la redundancia, una decisión conveniente.
Entonces viene la pregunta: ¿cómo se podría haber evitado esta acusación? Muy simple: con un documento –evidencia– que acredite que se hizo la valoración, cuál fue el método empleado, quiénes intervinieron en el proceso de evaluación y, por último, la justificación de por qué se tomó la decisión a fin de sustentar que, precisamente, era la más conveniente. Así de simple.
Ahora bien, es perfectamente posible que ese documento del que hablé en el párrafo precedente exista y, de ser así, se pasará al segundo punto en ese mismo cuestionamiento: ¿fue esa la decisión más conveniente? Si se tiene sustento de ambas interrogantes, entonces los funcionarios podrán salir liberados de toda imputación (al menos en ese extremo).
Esto es solo una muestra de que, a veces, no siendo necesariamente corrupto, sino por falta de prevención en la toma de decisiones y en la ejecución de las mismas, se puede incurrir en hechos que supongan, en lo sucesivo, una investigación penal.
Pero este tipo de casos no solamente se da en el Estado. También se extiende a las corporaciones privadas cuando un ejecutivo no sustenta por qué ni cómo tomó una decisión determinada y cuál fue la manera de ejecutarla. Los cuestionamientos vienen, como puede pasar en muchos casos, cuando las cosas no funcionan bien (cuando existe un perjuicio o pérdida económica). No es necesario llegar a la apropiación de fondos de dinero, favorecimientos ilícitos a terceros, etcétera. Simplemente se requiere un poquito de negligencia que linda con la intención de no hacer las cosas diligentemente, o hacerlas con cierto descuido. “Total, veremos qué pasa luego, ¿no?”, es la frase que resume esta actitud.
Bien dicen que no solamente hay que ser honesto, sino también parecerlo.
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