El reto es de tipo político
La desaceleración que ha sufrido el crecimiento de la economía peruana (y que llevaría a un crecimiento menor al 6% este año) en el corto plazo se debe básicamente a factores externos (caída de demanda y precios de nuestros principales productos de exportación, sobre todo de los metales; y, recientemente, a la reversión de los ingresos del exterior de capitales de corto plazo).
Sin embargo, también hay factores internos cuyo efecto negativo en el crecimiento no es todavía tan importante y no se percibe en el corto plazo, pero que probablemente se verán en los próximos años si no se corrigen. Uno de ellos es el efecto negativo en la confianza de los agentes económicos, principalmente de los inversionistas, que tienen algunas señales provenientes del ámbito político. Si los inversionistas no tienen la seguridad de que no habrá cambios en las reglas de juego irán postergando sus decisiones de inversión.
Es positivo, en ese sentido, que el gobierno haya desistido de adquirir los activos de Relapasa y que haya aclarado que la primera dama no postulará en el 2016. Pero subsiste la cuestión de si podrá mantener esa postura a medida que se acerquen las elecciones regionales y sobre todo las elecciones generales, considerando que también tiene un compromiso con su base electoral (centro izquierda). El discurso político deberá ser muy equilibrado, en contexto de mucha incertidumbre internacional.
Ese sería, sino el mayor, uno de los más difíciles retos que enfrenta el gobierno y que determinará el crecimiento económico de mediano y largo plazo. Tendrá que seguir dando señales claras que permitan recuperar y consolidar la confianza empresarial a niveles del año pasado porque de lo contrario se pueden ir postergando decisiones de inversiones que son las que sustentan el crecimiento sostenido.