Es tiempo de guardar pan para mayo
En una columna de opinión (Gestión 24.04.12), saludé hace poco la propuesta del MEF de ir hacia una meta fiscal más estricta (introducir la llamada regla fiscal estructural de manera gradual), mediante la cual se ´limpia´ el resultado fiscal de los efectos del ciclo económico y de los precios, en los ingresos. La reforma propuesta tiene más componentes.
Uno de ellos excluiría de los gastos de consumo a los que están relacionados a mantenimiento de infraestructura física, a las compras de bienes y servicios de programas sociales (presupuesto por resultados) y los gastos por equipamiento (orden público y seguridad). En la medida que con ello se crearía más flexibilidad para aumentar estos gastos y se generaría un margen para mejorar remuneraciones, esta parte de la propuesta merecería mayor debate.
Pero hay otra tarea pendiente y más difícil: mejorar sustancialmente los ingresos tributarios. En el último marco macroeconómico multianual, el MEF se propuso elevar a 16% del PBI (en el 2014) la presión tributaria (ingresos corrientes en relación al PBI) básicamente con medidas administrativas y ampliación de la base tributaria. Después, con la aprobación del nuevo régimen a la minería la meta se elevó a 18% del PBI, para fines de este gobierno. Aun así es un nivel muy bajo para atender todas las necesidades del país.
Considerando, que los niveles de evasión (35% en IGV y 50% en renta) son todavía bastante altos, debería acelerarse una nueva reforma tributaria orientada básicamente a eliminar las exoneraciones al IGV (en selva por ejemplo) y al impuesto a la renta (IR), mejorar sustancialmente la fiscalización sobre todo a las actividades informales e ilegales (por ejemplo minería ilegal, contrabando) y a la renta de profesionales independientes, entre otros.
Simultáneamente habría que ir eliminando aquellos subsidios masivos y ciegos que terminan beneficiando a quienes no necesitan y cambiarlos por subsidios directos y bien focalizados. Ya se empezó con la reducción del subsidio a los combustibles que se dan a través del Fondo de Estabilización de los Precios de estos productos, pero debería también restringirse el subsidio al gas natural solo para el uso residencial y vehicular.
En un contexto internacional en el que las perspectivas no son buenas y cuando hay alto riesgo de que una nueva crisis financiera internacional pueda surgir en cualquier momento, un manejo fiscal más estricto hará posible contar con mayores márgenes para enfrentar con éxito dicha eventualidad.