Lo que está en juego es la institucionalidad
Los agentes económicos actúan en base a incentivos, los cuales en una economía de libre mercado provienen de las señales que da el mercado mismo (precios), de la política económica; pero dependen también de las instituciones que permiten el adecuado funcionamiento del mercado. En los dos primeros casos, los incentivos han sido, en general, positivos en la última década, lo cual se ha reflejado en una relativa buena asignación de recursos y en el crecimiento económico sostenido y sin inflación.
En cambio, el tema institucional es una tarea pendiente. En materia de
seguridad ciudadana, idoneidad y eficiencia del Poder Judicial y un
sistema regulador independiente no se ha avanzado mucho, y el proceso de
descentralización está mal diseñado y podría llegar a atentar contra la
gobernabilidad. Hasta ahora se ha logrado defender y proteger la
propiedad privada, así como el respeto a los contratos y la
estabilidad jurídica, lo cual, junto a la estabilidad económica, ha
sido suficiente para sostener el crecimiento económico en un contexto
favorable de boom de precios de los metales.
Sin embargo,
está por verse si se consolida la institucionalidad o, por el contrario,
se deteriora. Por ejemplo, si los decretos legislativos que se vienen
dando para frenar la minería ilegal no se logran implementar o si se
decide parar grandes proyectos que han cumplido con todos los requisitos
legales para su emprendimiento, lo que se estará haciendo es debilitar
más las instituciones que requiere una economía de mercado y
aumentarían los incentivos para ensanchar el ámbito de la economía
informal (incluso de la ilegal) que se impone por la fuerza y por la
falta de autoridad.