A río revuelto...
El boom de la minería aurífera -incluso el de la minería aurífera informal- tiene un explicación numérica: el precio promedio anual del oro se elevó de US$ 250 la onza en el año 2000 a US$ 1,570 en el 2011, es decir, se multiplicó siete veces. En dicho periodo, hubo récords diarios de alrededor de los US$ 2,000.
Pero la minería informal tiene, además, otros incentivos: no paga ningún tipo de impuestos, lo que, según el Gobierno, produce una pérdida de US$ 250 millones anuales, solo en impuesto a la renta; cuenta con mano de obra abundante y barata, porque es una fuente de ingresos complementaria y necesaria para los productores agrarios de subsistencia; sus trabajadores trabajan bajo su total riesgo de salud; no necesita permisos, ni estudios de impacto ambiental ni nada y, lejos de ser rechazada, una gran parte de la población la acepta porque representa una fuente importante de ingresos familiares y de impulso para otras actividades locales y regionales.
Por ejemplo, en Cajamarca, sólo en Algamarca (Cajabamba) hay alrededor de 5 mil mineros informales de oro y plata que obtienen más de 120 kilogramos de minerales al mes. El jornal semanal de un trabajador informal supera allí los S/. 300. De allí que sea ‘lógico’ el rechazo de un sector de la población a la minería formal, ya que el desarrollo de esta significaría, a la larga, la desaparición de la minería informal. Pero no solo la población se opone. ¿Quiénes compran el oro de los informales y quiénes les proveen de insumos para su actividad? Hay varias actividades y beneficios económicos involucrados en el problema -sin mencionar el tema de la corrupción- que deben ser identificados si en verdad se busca una solución.
Esperemos que el anuncio del presidente del Consejo de Ministros, Oscar Valdés, durante su presentación ante el Congreso, de que en 120 días tomarán las medidas para erradicar la minería informal contemple los aspectos económicos detrás del problema. De lo contrario, igual que con la informalidad general de nuestra economía, todo quedará en diagnósticos y medidas parciales, pero persistirá el problema para beneficio de pocos. Después de todo, a rio revuelto ganancia de pescadores.