Impulso Regional desde la Universidad
Jonathan Golergant, Rector de la Universidad Tecnológica del Perú (UTP)
En un país tan diverso y desigual como el Perú, la universidad no puede limitarse a ser solo un espacio de formación profesional aislado de su entorno. Su influencia va mucho más allá de los campus. La universidad debe orientarse a impactar comunidades, cerrar brechas y empujar el desarrollo regional de manera sostenible. Esa responsabilidad, aunque compartida por todas las instituciones de educación superior, recae con particular fuerza sobre aquellas con presencia descentralizada, porque su radio de acción se extiende hacia zonas históricamente postergadas.
Durante décadas, el acceso a la educación superior en el Perú ha estado marcado por una fuerte centralización. Muchos jóvenes del interior del país se ven obligados a migrar a Lima o a otras grandes ciudades para continuar sus estudios, enfrentando no solo el peso económico de esa decisión, sino también el desarraigo y la desigualdad de oportunidades. Esta migración educativa reproduce brechas territoriales profundas, alimentando un círculo vicioso en el que las regiones pierden talento y, con él, posibilidades de desarrollo. Por eso, cuando una universidad decide establecerse en una región, puede ser un motor de desarrollo, una fuerza concreta para el impulso regional. La universidad no solo edifica un campus, sino que instala también una promesa de transformación.
Sin embargo, para que el impacto se produzca, es importante que la universidad se vincule con gobiernos locales, con comunidades, con empresas y con otras instituciones educativas en las regiones en las que opera y se vuelva una aliada estratégica del progreso regional. Quizás la experiencia de UTP puede ser útil para encontrar algunas formas en que esta vinculación orientada a la mejora de la región se puede materializar.
Un caso resaltante es el de la Beca COAR Talento UTP. A través de este programa, y en alianza con los COAR de cada región, la UTP otorga becas completas a todos los egresados de los Colegios de Alto Rendimiento a nivel nacional. Esta beca cubre el 100% de los costos académicos, matrícula y seguro estudiantil, permitiendo que jóvenes con alto potencial puedan acceder a una carrera profesional. Luego de solo un año de su lanzamiento, la UTP ya cuenta con más de 800 becarios del programa. Los alumnos, provenientes de los 25 COAR, a nivel nacional pueden optar por estudiar en cualquiera de los campus de UTP y por ello, la mayoría no necesita desplazarse de su región de origen para continuar sus estudios profesionales. Con esta iniciativa, la universidad se compromete a garantizar el acceso a una educación de calidad para más jóvenes con talento en todas las regiones donde opera.
Otra forma de impulsar la región es a través de obras por impuestos. Por ejemplo, la UTP y el Gobierno Regional del Cusco tienen actualmente el proyecto de mejoramiento y ampliación del colegio “Nuestra Señora de la Natividad de Progreso”, ubicada en el distrito de Wanchaq. Más de 6 mil alumnos se beneficiarán con esta nueva infraestructura. La obra implica una construcción de cinco niveles con aulas, laboratorios, salones de innovación pedagógica, biblioteca y salas de usos múltiples. Además, se incluye la donación de mobiliario y equipamiento, así como la capacitación de autoridades educativas. Esta propuesta será ejecutada bajo la modalidad de proyectos de inversión pública a través del mecanismo obras por impuestos. Este esfuerzo conjunto entre el sector público y privado es una muestra de cómo el trabajo colaborativo contribuye a disminuir la brecha de infraestructura educativa, financiando de forma rápida y eficiente iniciativas clave de inversión pública que beneficien a las regiones.
Además, la investigación también es un vehículo fundamental a través del cual la universidad puede generar impulso regional cuando responde a problemáticas reales y permite soluciones contextualizadas. Así, desde los diversos campus, docentes y estudiantes trabajan en conjunto con la comunidad, instituciones públicas, empresas privadas y gobiernos locales para generar conocimiento útil, identificar problemáticas territoriales y proponer soluciones concretas a los desafíos sociales, ambientales y económicos de la región. En UTP, proyectos como el mapa de riesgo ambiental en Lambayeque, concebido en alianza con el GORE para determinar el impacto generado por los drenes 1000 y 4000 en la franja marino-costera, o el estudio sobre salud mental en Chimbote, creado como respuesta a la necesidad de contar con instrumentos confiables para la intervención psicosocial en la región, son ejemplos de cómo el conocimiento puede y debe tener impacto. Además, el Instituto de Energías Renovables, ubicado en el campus Arequipa desarrolla tecnologías energéticas sustentables para mejorar la calidad de vida de las comunidades en zonas rurales más aisladas de la región.
Hoy más que nunca, las regiones del Perú necesitan universidades que miren hacia fuera, que se involucren, que escuchen y propongan. Solo así será posible hablar de desarrollo con equidad, de crecimiento con raíces, de un país que no avance a dos velocidades. Cuando asume ese rol con decisión, la universidad puede convertirse en una poderosa fuerza de desarrollo regional.

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