Mejora continua y excelencia operativa: clave del éxito en la industria
Por Leandro Mariátegui, decano de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Tecnológica del Perú (UTP)
En un entorno cada vez más competitivo y exigente, donde las empresas deben optimizar sus procesos para mantenerse vigentes y rentables, la mejora continua y la excelencia operativa son pilares fundamentales para lograr eficiencia, calidad y competitividad en la industria.
La mejora continua es un enfoque sistemático para identificar y eliminar defectos, reducir variabilidades y optimizar el rendimiento en procesos industriales. Por su parte, la excelencia operativa se define como la capacidad de una organización para alcanzar altos niveles de productividad y efectividad operativa, superando las expectativas de clientes y grupos de interés. Ambos marcos de gestión son esenciales para garantizar estándares elevados, calidad sostenible y ventajas competitivas en el sector industrial. Su aplicación, mediante metodologías y herramientas específicas, permite a las empresas fortalecer su posicionamiento en el mercado.
El proceso de mejora continua inicia con la implementación del método 6S (seleccionar, organizar, limpiar, estandarizar, sostener y seguridad). Posteriormente, se identifican y priorizan oportunidades de mejora, se analizan problemas en profundidad, se implementan soluciones y se evalúan resultados. Esto se lleva a cabo mediante círculos de mejora continua, smart teams o equipos Kaizen: grupos multidisciplinarios con integrantes de todos los niveles jerárquicos (desde jefes hasta operarios), quienes aportan su conocimiento práctico de los procesos.
La excelencia operativa, por su parte, se construye sobre la mejora continua, pero incorpora un enfoque centrado en el cliente, la colaboración interna y soluciones innovadoras alineadas con las capacidades organizacionales. Ambos enfoques exigen una transformación cultural impulsada desde la alta dirección, respaldada por un liderazgo cohesionado en todos los niveles (directivos, mandos intermedios y supervisores). Las empresas que adoptan estos modelos pueden mejorar calidad, productividad, innovación y rentabilidad.
Estas metodologías no solo reducen costos, sino que potencian la calidad, la productividad y la motivación del personal, optimizando el uso de recursos para ofrecer mayor valor al cliente. Un factor clave es integrar estas prácticas de manera estructurada en toda la organización, con un enfoque colaborativo y proactivo en la resolución de problemas. La adopción gradual de esta cultura permitirá a las empresas no solo posicionarse de forma competitiva, sino también desarrollar la capacidad técnica para adaptarse con agilidad a cambios en distintos escenarios, superando las expectativas de sus clientes.
En este contexto, la Universidad Tecnológica del Perú (UTP) forma profesionales que dominen estas herramientas y comprendan su relevancia estratégica. Es crucial preparar ingenieros capaces de liderar equipos, implementar mejoras sostenibles y fomentar una cultura de excelencia operativa, respondiendo así a las demandas del sector industrial.
Incorporar estas competencias en la formación académica es una apuesta necesaria para cerrar la brecha entre teoría y práctica, garantizando que los futuros egresados se integren exitosamente en una industria en constante evolución, enfrentando los crecientes desafíos del entorno global.

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