Cambio climático: ¿Certeza científica o narrativa dominante?
Por: José Dávila. Profesor de la carrera de Economía y Negocios Internacionales de la Universidad ESAN.
Durante las últimas décadas, el cambio climático ha estado en el epicentro de las discusiones internacionales, y ha generado una transformación sustancial en las políticas públicas, las regulaciones corporativas y la conciencia social. La idea prevaleciente sostiene que las emisiones humanas de dióxido de carbono (CO₂) desestabilizan el sistema climático del planeta, lo que ha motivado amplias reformas energéticas e institucionales. No obstante, un análisis detallado de la evidencia científica y los modelos empleados revela una realidad más matizada que la presentada comúnmente en los discursos oficiales.
Según el Tercer Informe de Evaluación del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC, 2001), aproximadamente el 97 % del CO₂ liberado en la atmósfera proviene de fuentes naturales, como la respiración de organismos vivos, la descomposición biológica, los incendios forestales y los océanos. Las emisiones de origen humano representan solo el 2.9 % del total. A pesar de esta baja proporción, la hipótesis central del IPCC sostiene que incluso esta fracción mínima es suficiente para alterar de forma significativa el balance térmico del planeta, dada la sensibilidad del clima al CO₂.
No obstante, existen posiciones científicas que discrepan de esta interpretación. Investigadores como Hermann Harde (2017), físico especializado en atmósfera, argumentan que los modelos utilizados por el IPCC sobrevaloran el impacto del CO₂ de origen antropogénico. Harde sugiere que el sistema climático posee mecanismos de retroalimentación y autorregulación más robustos de lo que se reconoce de manera habitual. A ello se suman estudios en paleoclimatología que documentan periodos históricos con temperaturas superiores a las actuales, pese a los niveles de CO₂ más bajos (Shaviv, 2005; Veizer et al., 2000), lo que cuestiona la relación lineal entre este gas y el calentamiento global.
Desde el enfoque empírico, la trayectoria de las temperaturas en el siglo XX no ha seguido un patrón ascendente uniforme. Entre 1998 y 2015, se registró un estancamiento significativo en el aumento de la temperatura media global, un fenómeno conocido como pausa del calentamiento (Fyfe et al., 2016). Este hiato se produjo en paralelo al incremento constante de las emisiones de CO₂, lo que generó dudas sobre la precisión de las proyecciones climáticas iniciales. Para justificar esta discrepancia, se invocaron variables adicionales como la actividad volcánica, los ciclos de El Niño o la influencia de aerosoles, aunque estos ajustes posteriores debilitan la consistencia predictiva de los modelos originales.
Cuando se considera el conjunto de gases de efecto invernadero (GEI), el panorama cambia de forma considerable. El vapor de agua representa más del 90 % del efecto invernadero total y posee una capacidad de retención térmica muy superior al CO₂ (Kiehl & Trenberth, 1997). Sin embargo, debido a que su concentración no puede ser regulada de manera directa por la actividad humana, su rol suele ser minimizado en los debates sobre política climática.
Esta focalización casi exclusiva en el CO₂ de origen humano ha sido objeto de críticas por parte de científicos como Richard Lindzen (2012), climatólogo del MIT, quien ha advertido sobre una narrativa institucionalizada que premia el alarmismo climático y margina el escepticismo fundamentado. Según esta perspectiva, el campo de estudio ha derivado hacia una ortodoxia científica donde el disenso no es bien recibido.
En términos económicos, las políticas orientadas a reducir las emisiones de CO₂ han generado consecuencias relevantes. La transición acelerada hacia energías intermitentes como la solar y la eólica, junto con la clausura de plantas nucleares o la limitación del uso de hidrocarburos, ha elevado los costos de la energía y ha reducido la competitividad industrial en muchas regiones. Vaclav Smil (2022), experto en sistemas energéticos, sostiene que las transiciones energéticas son procesos de largo plazo, guiados por fundamentos físicos y no por decisiones políticas improvisadas.
El Acuerdo de París del 2015, considerado un hito en la cooperación climática global, carece de mecanismos legales coercitivos y no impone sanciones por incumplimiento. Mientras regiones como Europa han reducido de manera significativa sus emisiones, otras economías como China e India —responsables de más del 40 % de las emisiones globales— continúan incrementando su uso de combustibles fósiles. Esta asimetría plantea interrogantes sobre la eficacia y equidad del marco climático internacional.
En última instancia, el debate sobre el cambio climático ha trascendido el ámbito científico para convertirse en una cuestión cultural y política. Como señala el economista Bjørn Lomborg (2020), el desafío no reside en ignorar el fenómeno climático, sino en abordarlo con racionalidad y pragmatismo, evitando reacciones exageradas que podrían generar costos sociales y económicos innecesarios.
Referencias
Fyfe, J., Gillett, N., & Zwiers, F. (2016). Overestimated global warming over the past 20 years [Calentamiento global sobreestimado en los últimos 20 años]. Nature Climate Change, 6(10), 765-769.
Harde, H. (2017). Scrutinizing the carbon cycle and CO₂ residence time in the atmosphere [Examinando el ciclo del carbono y el tiempo de residencia del CO₂ en la atmósfera]. Global and Planetary Change, 152, 19-26.
IPCC. (2001). Third Assessment Report: Climate Change 2001. Cambridge University Press.
Kiehl, J., & Trenberth, K. (1997). Earth’s annual global mean energy budget [Presupuesto energético medio global anual de la Tierra]. Bulletin of the American Meteorological Society, 78(2), 197-208.
Lindzen, R. (2012). Global warming: How to approach the science [Calentamiento global: Cómo abordar la ciencia]. Journal of the Global Warming Policy Foundation, 3, 1-28.
Lomborg, B. (2020). False Alarm: How Climate Change Panic Costs Us Trillions, Hurts the Poor, and Fails to Fix the Planet. Basic Books.
Shaviv, N. (2005). On climate response to changes in the cosmic ray flux and radiative budget [Sobre la respuesta climática a los cambios en el flujo de rayos cósmicos y el balance radiativo]. Journal of Geophysical Research: Space Physics, 110(A8).
Smil, V. (2022). How the World Really Works: The Science Behind How We Got Here and Where We’re Going. Viking.

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